Publicidad

    


Desarrollo de La Paz

Aporte alemán perdura en “cementerio bosque”



Cementerio Alemán en sede de gobierno.

Los precursores de grandes industrias papeleras, alimentarias o farmacéuticas en La Paz descansan en el Cementerio Alemán en esta ciudad boliviana, un camposanto considerado un bosque por la enorme cantidad de árboles que alberga.

Ese legado dejado por los alemanes residentes en La Paz fue la temática central de la última etapa de “Un día en el cementerio”, una iniciativa de educación patrimonial a escolares de la Alcaldía paceña, que llegó antes a los camposantos Judío y General.

“El objetivo principal es mostrar el aporte de los alemanes a Bolivia, al comercio y también hablarles sobre su cultura”, explicó a Efe la guía municipal Mónica Sanco.

ESTABLECIMIENTO DEL CEMENTERIO

El barrio de Villa Copacabana, en el este paceño, acoge este cementerio construido en 1950 por iniciativa de la comunidad alemana.

Antes de tener este espacio, los alemanes fallecidos en suelo paceño eran enterrados en el Cementerio General, pero luego la comunidad germana buscó tener un lugar propio.

“Esta era la hacienda conocida como ‘Bad Penny’, entonces la compran, adquieren los predios”, señaló la guía.

Con el entierro de Max Angermann en 1951 comenzó a operar este camposanto, según datos de la Secretaría Municipal de Culturas.

BOSQUE Y MEMORIA

El verde de los numerosos árboles de este cementerio resalta en medio de las viviendas aledañas, como los muros elevados que le rodean y su imponente capilla.

Se le llama “cementerio bosque” por la “infinidad de árboles” que alberga, incluidos dos pinos traídos desde Alemania que “no han podido crecer mucho por el cambio del clima que hay constantemente” en la urbe andina, según Sanco.

En medio de plantas y flores se sitúa un memorial de piedra que lleva una cruz y una placa con un mensaje que traducido al español reza: “Para las víctimas de la guerra, el terror y la violencia”.

A los pies de este monumento, erigido en conmemoración de los fallecidos en las dos guerras mundiales, se han colocado pequeñas banderas de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Japón, China, Estados Unidos y Rusia, entre otras.

ARQUITECTURA E HISTORIA

De frente al ingreso principal se encuentra la capilla de estilo neovernacular, con muros de piedra y cuatro pilares en la fachada, además de un revestimiento de madera coronado con una enorme cruz.

El techo emula a las construcciones en Alemania donde “cae mucha nieve” en el invierno y los tejados tienen que tener “las pendientes muy bajas para que esta se deslice”, indicó la guía.

Dentro se encuentra un espacio para dar el último adiós al difunto, además de un Cristo crucificado tallado en madera y flanqueado por las banderas boliviana y alemana.

En la parte posterior hay una habitación donde los escolares aprenden sobre cultura general alemana, con la ayuda de mapas y fotografías de lugares emblemáticos como la Puerta de Brandenburgo o el castillo de Neuschwanstein, que según cuentan inspiró a Walt Disney.

HERENCIA INDUSTRIAL

Los estudiantes visitan luego las tumbas, donde no están permitidas cámaras fotográficas ni filmadoras, para conocer sobre algunos alemanes gestores de industrias que hoy son marcas emblemáticas de La Paz.

Como Alejandro Wolf, creador de una cervecera en 1877 que luego se convirtió en la Cervecería Boliviana Nacional, la principal del país en la actualidad.

O Ernest Schilling, un farmacéutico que llegó a Bolivia en 1925 y casi una década después fundó la Droguería Hamburgo, actualmente la Droguería Inti.

Esa industria produce el Mentisán, un ungüento mentolado tan indispensable en los botiquines bolivianos como en el imaginario colectivo paceño.

También destacan los esposos Georg y Christine Stege, quienes abrieron en 1910 una fábrica de embutidos que actualmente es una de las más conocidas en Bolivia; o Jonny Von Berger, cofundador en 1930 de La Papelera, una de las primeras fábricas de ese tipo en el país.

 
Revistas
Publicidad