Como hace 16 años
La sentencia del Jefe de Estado antecedió la jornada más crítica en los casi 14 años que Evo Morales gobierna Bolivia porque la Policía en varios departamentos empezando por Cochabamba se amotinó en demanda de su renuncia
En el vigésimo día de movilizaciones a nivel nacional y crisis política social después de las elecciones generales con indicios de fraude electoral, el presidente y candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) Evo Morales, ante los pedidos insistentes de que deje su cargo, el Jefe de Estado, repitió la misma frase que dijo hace 16 años el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada: “Yo no voy a renunciar”. “Quiero decirles hermanas, hermanos a ustedes, a Bolivia y al mundo: No voy a renunciar”, dijo Evo Morales cuando participó de la entrega de obras en la unidad educativa técnico humanístico “Batallón Colorados” del municipio fronterizo de Desaguadero, en el departamento de La Paz.
“La derecha qué dice, y quiero sepan ustedes presentes y oyentes, Evo tiene que renunciar. Quiero decirles hermanas y hermanos, a ustedes, a toda Bolivia, el mundo: no voy a renunciar, somos electos con el pueblo, respetamos la Constitución, vamos a defender nuestro proceso”, aseveró Morales. En los 37 años de democracia de Bolivia, es la segunda vez que un Jefe de Estado enfrenta una crisis nacional que exige su renuncia, desata una rebelión civil y responde que no va a renunciar. Hace 16 años, Gonzalo Sánchez de Lozada, un 17 de octubre de 2003, dijo lo mismo: “Yo no voy a renunciar” y después huía de Bolivia.
El pedido de renuncia de Evo Morales se extendió por todo el país después del resultado de las elecciones generales del 20 de octubre, la suspensión de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) al 83 por ciento que determinaba una segunda vuelta entre el MAS y Comunidad Ciudadana (CC) y el cambio de resultados a favor del oficialismo que daban la victoria a Morales en primera vuelta y con un Órgano Legislativo dominado por el MAS con dos tercios.
El descontento y las protestas se convirtieron en una espiral creciente con movilizaciones de parte de los partidos políticos, ciudadanía y cívicos y en la segunda semana con un paro a nivel nacional liderado por los movimientos cívicos. Las denuncias e indicios de fraude electoral se fueron sumando en todo el país y con ello el descontento creciente que generó los últimos días enfrentamientos violentos entre grupos que exigen la renuncia de Evo Morales y quienes lo apoyan.
El saldo: tres muertos dos en Santa Cruz, uno en Cochabamba y decenas de heridos. En toda esta crisis, Morales y su entorno manejaron discursos encontrados: Mientras en declaraciones a la prensa convocaban a la paz y la no confrontación entre bolivianos, en sus discursos en regiones rurales Morales advertía que “la derecha” pretende desconocer el voto de los más humildes, de los indígenas y de los campesinos.
“La derecha quiere que nuevamente vuelvan los gringos, no solamente con la base militar para la represión si no para la privatización de nuestros recursos naturales. Si la derecha volvería, Qué bonos, qué rentas, qué programas mi riego mi agua. Va a desaparecer eso”, decía ayer a los campesinos en Cochabamba. Ayer, el presidente Evo Morales nuevamente acudió a los campesinos, esta vez del occidente del país para afirmar que no renunciará y convocó a los movimientos sociales y “sectores profesionales que están con la patria” a defender el “proceso de cambio y la revolución democrática y cultural”.