Diferenciación social en la comunidad campesina

Muchas instituciones sin fines de lucro y el mismo gobierno pregonan permanentemente la homogeneidad social de la comunidad indígena originaria campesina, sobre la cual estaría constituido el “socialismo comunitario”, sin embargo, las políticas de gobierno sobre tierras y el proceso de saneamiento en su etapa de conclusión niegan esa afirmación.

Para demostrar esta enunciación nos remitiremos a considerar el proceso de saneamiento en el Altiplano, las formas de propiedad que se han consolidado y la composición social de la comunidad en función a la tenencia de la tierra.

Hace tres años, el gobierno de turno se vanagloriaba de la mayor redistribución equitativa de tierras a pueblos indígenas originarios campesinos, pero las cifras ocultaban la verdadera concentración de la tierra en pocas familias agroindustriales del oriente y la Amazonia, además de las serias contradicciones internas que ello implicaba en el interior de las comunidades campesinas.

Con el saneamiento de tierras en el altiplano se ha otorgado títulos de propiedad de la tierra bajo dos modalidades: bajo el concepto de adjudicación y por dotación, sin embargo, el INRA aún promueve la distribución de tierras bajo esas dos modalidades para consolidar el derecho de propiedad individual en contraposición al espíritu colectivo de las comunidades.

De esta manera el INRA ha liquidado por completo las reivindicaciones históricas de los pueblos y naciones originarias sobre la consolidación de la propiedad de las tierras originarias y comunitarias a favor de sus verdaderos dueños.

Este proceso agrario retaceó la propiedad agraria, con lo cual evidenció la existencia de una diversidad de formas de propiedad de la tierra y dimensiones distintas.

En medio de esta diversidad se han visibilizado socialmente dos formas de propiedad dominantes en las comunidades del altiplano: La propiedad familiar y la propiedad comunal.

Por debajo de estas dos formas de propiedad social se puede evidenciar la existencia de la pequeña, mediana y gran propiedad. La primera constituye la causa de la miseria campesina, que expresada porcentualmente está en alrededor de un 60% de pequeños propietarios, un 30% de medianos propietarios y, finalmente, un 10% de grandes propietarios.

El saneamiento de tierras ha impulsado la modalidad del SAN – SIM para individualizar el derecho de propiedad de la tierra, para luego imponer al pequeño productor una infinidad de costos y valores impositivos y transaccionales.

Además, el proceso de saneamiento de tierras ha profundizado las diferencias sociales en el interior de las comunidades originarias y campesinas, ha contribuido en la definición de la nueva composición social de la comunidad con base en las formas de propiedad de la tierra: pequeños, medianos y grandes propietarios.

Los gastos de cada familia en el cumplimiento de la función social (FS) son simétricos, sin embargo, los ingresos económicos que la tierra provee a cada familia son asimétricos, en consecuencia, el cumplimiento de FS es diferenciado.

Por estas razones, en las comunidades campesinas se comienza a difundir la consigna “Queremos justicia social, no podemos erogar los mismos gastos en el cumplimiento de la función social”.

En el fondo, lo que se puede observar al interior de la comunidad es la existencia de desigualdades sociales y económicas producto de un proceso de saneamiento de tierras que ha sentado las bases de una paulatina concentración de la pequeña propiedad agraria en pocas manos, mediante la apertura del mercado de tierras. El autor es Sociólogo.