Crisis económica y un crecimiento del 3,38%

No obstante declaraciones siempre optimistas de anteriores autoridades, la crisis económica reinante en el país desde hace tiempo, tiende a acentuarse gravemente. El Instituto Nacional de Estadística ha revelado que el crecimiento de nuestra economía en este año (julio/18 a junio/19) será del 3,38%; es decir, un 1,12% menos de los cálculos del Ministerio de Hacienda (4,5%) que siempre sostuvo que nuestra economía está “blindada” (sin explicar en qué consiste ese “blindaje”).

Buena parte de la comunidad nacional cree aún la lindeza de que “seguimos en auge financiero”; pero la realidad es que ese auge que tuvimos fue disminuyendo desde el año 2015 y es resultado de: menos producción de lo que producíamos (gas, minerales y algunos productos exportables) y menores precios de todo ello en el mercado internacional, que dan la conclusión de menores ingresos por menores precios y, lo más grave, no tuvimos preocupación alguna por diversificar la economía con lo que actualmente tenemos y menos hemos conseguido inversiones que permitan ser optimistas.

Nuestros ingresos por ventas de gas a Brasil y Argentina han disminuido por menores envíos a ambos mercados y lógicamente significaron menores ingresos; nuestra producción de gas no alcanzaría para cubrir los montos que deberíamos exportar y, además, para cubrir las demandas del mercado interno. El gobierno anterior, con políticas económicas dispendiosas, fue acumulando, año tras año, los déficits fiscales, es decir, gastar más de lo que se tiene y, por otro lado, también se incrementó el déficit comercial que es resultado de mayores importaciones que sobrepasan en mucho a lo que exportamos; es decir, vendemos menos y compramos más.

La diferencia forma el déficit comercial que hemos repetido en los últimos años en forma inmisericorde, atenidos a que contábamos con reservas internacionales netas superiores a los 15.300 millones de dólares. Estas reservas han ido disminuyendo por el hecho de que, en parte, se han convertido en sostén de las empresas públicas que, atenidas a que siempre podrán contar con el gobierno que dispone a discreción de las RIN.

Esas reservas están hoy (+/-) en ocho mil millones de dólares. Otro factor determinante para que nuestra economía no crezca y sea competitiva, es que no hubo en los últimos catorce años inversiones extranjeras importantes que permitan diversificar la economía, creando fuentes de producción y generando empleo. Hemos estado librados a seguir succionando pocos pozos del gas y tener “resignación y paciencia” por no invertir, no producir, no crear empleo y, al contrario, incrementar la economía informal, que es la única que provee empleo en estos tiempos.

Ello sirvió para que el anterior gobierno crea que “el país provee de empleo”, cuando tenemos miles de jóvenes y adultos desocupados, que necesitan contar con trabajo. El crecimiento del 3,38% es muestra de que es absolutamente necesaria la austeridad y evitar tantos gastos superfluos e innecesarios. Creer que “hemos crecido” más que otros países que han alcanzado índices menores al conseguido por Bolivia, no debe ser consuelo, porque esos porcentajes logrados por el entorno de naciones se deben a que fueron resultados de PIBs muchísimo más altos que el nuestro.