Rebelión de la juventud

Docente en universidades desde hace cuatro décadas, tenía una sensación de desaliento por el poco interés que parecían demostrar las nuevas generaciones sobre los asuntos de la política, que es la ciencia y arte de la administración del Estado, en comparación con los de mi generación, que desde la secundaria tomábamos partido y más aún en la universidad, de la que pasábamos a la dirigencia política partidista.

Por ello nos sorprendimos cuando los jóvenes de ambos sexos se echaron a las calles en defensa de la democracia y su voto, luego del grosero fraude que el régimen populista montó para perpetuarse en el poder que ya ejercía casi por catorce años.

El libertador Bolívar sentenció que: “cuando una tiranía se legaliza es un derecho la rebelión”, y los jóvenes de nuestra patria se rebelaron, arrastrando a su padres, madres y hasta hermanos menores, de tal manera que en las calles, los bloqueos y aun los encuentros violentos, los protagonistas fueron los jóvenes, por encima de partidos políticos, candidaturas, u otras organizaciones.

Fue una reacción espontánea que seguramente los ex gobernantes no previeron, y que por su constancia duró 21 días, aunque el costo fue de ocho valiosas vidas humanas. En una anterior nota de opinión, en estas mismas páginas dijimos que los populistas de corte socialista, una vez que se instalan en el poder político, no lo dejan, no importa si sobre cientos de cadáveres como en Venezuela, Cuba o Nicaragua, más aún cuando el ex presidente del Estado Plurinacional declaró que habían llegado al poder para siempre.

Pero la contundencia de la protesta contra el régimen populista de los cocaleros del Chapare acabó echando del poder al caudillo que tuvo que renunciar y luego pedir asilo en México, que está gobernado por un izquierdista que envió un avión hasta el Chapare para recoger al dictador y sus acompañantes. Otras voces del “comunismo internacional” ahora agazapado en supuestas corrientes democráticas, encabezadas por el autoritario gobernante de Rusia, el señor Putin, que hace dos décadas está en el ejercicio del poder, se han pronunciado con el “falso” argumento de que se había producido un golpe militar contra el régimen que ilegal e inconstitucionalmente estaba en el poder por tres gestiones, cuando la Constitución señala sólo dos períodos consecutivos y pretendía otro a través del fraude y el engaño, que despertó una de las protestas más multitudinarias de la historia de estas últimas décadas.

Nos causa estupor escuchar a los populistas hablar de democracia, cuando en estos casi 14 años del régimen no hubo democracia, pues controlaban todos los órganos del Estado, que en democracia deben ser independientes, todas las instituciones públicas estaban a su servicio por encima de las normas que determinan su desenvolvimiento, como el Banco Central, la Contraloría, etc. La justicia fue sometida al poder político, dejando a la ciudadanía al desamparo, pues la justicia para ser considerada como tal debe estar alejada del poder político y solo estar sujeta a la ley. Mas al contrario, fue convertida en un mecanismo de persecución política, de tal manera que decenas de conciudadanos fueron víctimas de la represión política-judicial, en algunos casos fueron encarcelados sin sentencia alguna, durante varios años, ciudadanos inocentes, pues en todos estos años el gobierno no pudo aportar prueba alguna.

La administración del Estado se la efectuó al margen de las normas de administración y control fiscal, lo que determinó un cuadro de “híper corrupción”, con sobreprecios en todas las obras y emprendimientos públicos. La administración de la “cosa pública” fue entregada a individuos sin formación profesional académica -salvo algunas excepciones- una “rosca” oligárquica estuvo casi catorce años beneficiándose del poder político, pues rotaba en todas las funciones de ministros, viceministros, gerentes de empresas públicas, embajadores, asambleístas, etc.

La política de odio implementada por el anterior régimen dividió a los bolivianos entre taras y karas, cambas y collas, derechistas e izquierdistas, con el uso de “epítetos” descalificadores de derechistas, neoliberales, vende patrias y otros. Como nunca antes ingresaron al Tesoro público importantes recursos económicos, gracias a los elevados precios de las materias primas que exportamos, esos recursos fueron en gran medida “despilfarrados” en emprendimientos públicos no rentables y gastos exagerados, produciendo un déficit fiscal elevado estos últimos años, pues el precio de esos recursos ha bajado en el mercado mundial, de tal manera que tenemos un déficit en el comercio exterior, es decir importamos más de lo que vendemos.

El nuevo gobierno transitorio y el que venga a futuro luego de elecciones, tendrá que encarar una política fiscal de “austeridad”, control del gasto público y otras medidas que suelen ser impopulares, pues los populistas del socialismo “chavista” dejan al Estado en ruinas para que los gobiernos posteriores de corte liberal se desgasten pronto en procura de dar solución al cuadro de deterioro heredado, como ha sucedido en Argentina. Nuestro homenaje a los jóvenes patriotas, a las valerosas mujeres que dijeron ¡basta!, queremos democracia y libertad, con esa frase: ¡quién se cansa, nadie se cansa, car…o! El autor es abogado, politólogo y escritor.