La mayoría de los integrantes de la OEA se pronunció por la realización de nuevas elecciones en Bolivia, en vista de que una comisión de treinta observadores de ese alto organismo internacional comprobó una serie de incorrecciones de origen oficial en la realización de las elecciones generales del 20 de octubre pasado.
Específicamente, el presidente de esa entidad, Luis Almagro, aseguró que ese plebiscito fue manipulado con objeto de favorecer al candidato oficial, Evo Morales Ayma. La auditoría de la OEA estableció cuatro elementos en el acto electoral y aseguró que los actos de fraude fueron detectados en el sistema informático en el siguiente orden:
1) Fallas graves de seguridad en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares como del cómputo electoral (TREP).
2) Fallas en la integridad de las actas.
3) Fallas en las proyecciones estadísticas.
4) Fallas en la cadena de custodia.
La comisión de la OEA, además de comprobar dichas denuncias, informó en una parte integral que identificó irregularidades que considera “graves” y que en ese marco desconoció la supuesta victoria del candidato oficial, Evo Morales Ayma, en la primera vuelta con 47.08 por ciento de los votos.
Ese resultado del equipo técnico del organismo hizo sugerir que se proceda a otro proceso electoral y con nuevas autoridades “para poder llevar a cabo comicios confiables”. La investigación destacó, al mismo tiempo, que hubo alteraciones y firmas falsificadas que impactaban la integridad del cómputo oficial.
La conclusión definitiva de los 30 veedores de la comisión, sacando conclusiones de los datos objetivos, fue que “Las manipulaciones al sistema informático son de tal magnitud que deben ser investigadas por parte del gobierno boliviano para llegar al fondo y deslindar responsabilidades de este caso grave”. Con posterioridad, el 12 de noviembre, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, definió el final del gobierno de Evo Morales como “autogolpe” y sostuvo que hubo “un golpe de Estado por quienes se robaron la elección”. “Sí, hubo golpe de Estado -reiteró el jefe de la OEA. Ocurrió el 20 de octubre cuando se cometió fraude electoral”.
A tiempo que la OEA hacía esas revelaciones, el electorado boliviano se encontraba preocupado por los resultados del equipo técnico y tan pronto supo del fruto de la investigación, se pronunció contra el fraude y salió a las calles a pedir la anulación de las elecciones y proceder a otras que sean verdaderamente transparentes y libres de manipulaciones destinadas a garantizar la voluntad del pueblo.
Ese hecho determinó una serie de reacciones que culminaron con la renuncia de Evo Morales a la presidencia del Estado y su viaje a México, donde recibió asilo político, mientras en Bolivia, por disposición constitucional, Jeanine Áñez, vicepresidenta de la Cámara de senadores, asumía el mando del país.
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