Almte (sp) Jorge Botello Monje
“Sos una basura, nena”, esa fue la cobarde respuesta del “periodista” argentino Rolando Graña, a una mujer boliviana que lo increpaba reclamando: “di la verdad, di la verdad”. Seguro no imaginaba esta joven que la persona a la que enfrentaba no tendría ningún escrúpulo en agredirla, ni sentido ético, menos humano, sino solo capacidad para mentir e insultar.
El insulto es la herramienta del que no tiene argu-mentos para defender cierto criterio o actitud, eso se ve en este caso en el que el individuo en cuestión, en lugar de responder a la demandante, la insulta, pretendiendo así acallar el reclamo. Sin embargo la joven lo sigue in-crepando, mientras se escucha otra voz que reclama res-peto por “la libertad de prensa”, cáfila de mentirosos y cobardes; mis respetos y mi felicitación a esa ciudadana.
Esta es la lumpen prensa que llega al país con la in-tención de incentivar la violencia entre bolivianos, para luego huir y seguir, desde la seguridad de sus guaridas, mintiendo. Está clara la intención: “miente, miente que algo queda” con una aviesa intención agregada en este caso: “insulta, insulta, que eso asusta”, aunque esto no funcionó pues, como pudimos ver, la valiente joven bo-liviana siguió con su reclamo.
No solo es lamentable el insulto de este cobarde, sino el silencio de muchas instituciones “defensoras” de las mujeres y de ellas mismas, bolivianas o extranjeras, que, seguramente, de ser de otra corriente la agredida, habrían puesto el grito en el cielo. Esta es una muestra de la inconsecuencia y falsedad de quienes dicen que defienden a las mujeres, mientras en su fuero interno disfrutan humillándola, cobardemente.
No sé si la embajada argentina ha presentado una explicación sobre el comportamiento del cobarde pe-riodista, o ¿será que comparten, los diplomáticos ar-gentinos, esa costumbre de responder con insultos una exigencia pacifica? Si así se comporta ese individuo en un país ajeno al suyo, ¿cómo se comportará en el suyo propio?
Tampoco se pronunció la “Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas”, que no demoró en reclamar ante las expresiones, desde mi punto de vista desafor-tunadas, de nuestra Ministra de Comunicación, referi-das a supuestos periodistas sediciosos; pero nada dijo del cobarde agresor, ¿será que llevan enquistado en sus mentes el racismo y la misoginia?
Nuestro país está atravesando una difícil situación, una lucha entre demócratas y dictadores, entre mentiro-sos que, cínicamente, propagan propaganda incendia-ria, sin importar las consecuencias y ciudadanos que tratan de hacerse escuchar, en su búsqueda de paz y democracia.
Es importante que todos entendamos que, tal como dijo Olaf Palme, “la democracia se arregla con más de-mocracia”. El derramamiento de sangre de bolivianos solo nos traerá luto y rencor entre nosotros, es de la máxima importancia que nuestras autoridades pongan el mayor empeño en conciliar con aquellos que, en la mayoría de los casos, son arrastrados por el discurso violento y mentiroso que solo busca alcanzar los pro-pios fines, sin importar lo que pueda pasar con los que los siguen en sus aventuras.
Que el cobarde Rolando Graña no se salga con el gusto de ver más muertos bolivianos, no le demos ese morboso placer.
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