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Segunda vuelta en Uruguay

Lacalle Pou podría acabar con hegemonía del Frente Amplio

El país sudamericano conocerá hoy a su nuevo mandatario


EL CANDIDATO PRESIDENCIAL DEL PARTIDO NACIONAL (PN), LUIS LACALLE POU.

Montevideo. - Luis Lacalle Pou es la gran esperanza de la derecha uruguaya en las elecciones presidenciales que se celebran hoy en la pequeña nación suramericana.

Tiene la paradójica virtud de ser una cara conocida, como miembro de una familia de tradición política, y una figura refrescante por su juventud y la renovación que representa en el Partido Nacional (PN). Lacalle Pou nació hace 46 años en una acomodada familia de Montevideo.

Hijo único, estudió en un colegio y una universidad privada donde cursó Derecho, aunque nunca ejerció. Ahora vive igualmente en un lujoso barrio de la capital uruguaya con su mujer y sus dos hijos.

Bisnieto del histórico dirigente del Partido Nacional Luis Alberto de Herrera, que lo catapultó al poder, e hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle (1990-1995) y de la ex senadora Julia Pou, no podía más que dedicarse a la política. Así, dos años después de terminar sus estudios universitarios se lanzó a la arena política siendo elegido como diputado nacional, cargo que revalidó dos veces, la última en 2010.

Ha forjado toda su carrera en el Congreso. En 2014, decidió dar un paso más y apostó por una candidatura presidencial. Tras imponerse en las elecciones primarias, pasó a segunda vuelta con una desventaja de 17 puntos porcentuales respecto al candidato del Frente Amplio (FA),

Tabaré Vázquez, una diferencia que solo logró reducir a 13, dando la Presidencia al líder izquierdista. Eso lo "mató", según reconoció en una entrevista concedida a “El Observador”. Pasó meses "choqueado" y, finalmente, se repuso gracias a la intervención de su mujer, Lorena Ponce de León. "Andá a hacer el bolso y empezá a recorrer (el país), que eso es lo que más te gusta", le dijo ella, de acuerdo con el libro autobiográfico 'Un rebelde camino a la Presidencia'.

Lacalle Pou tentó de nuevo a las urnas en la primera vuelta del pasado 27 de octubre, en la que quedó segundo, con un 28 por ciento de los votos, por detrás de Daniel Martínez, el candidato presidencial del Frente Amplio (FA), la coalición izquierdista que gobierna la nación suramericana desde hace quince años.

No obstante, esta derrota le supo a victoria porque lo colocó en una segunda vuelta que, de acuerdo con todos los sondeos sobre intención de voto, ganará cómodamente con entre un 49 y un 51 por ciento.

Su privilegiada posición radica en el apoyo que ha recabado de los demás partidos opositores --Colorado, Independiente, el De la Gente y Cabildo Abierto--, a los que ha aunado en una alianza de centro-derecha inédita en Uruguay. Su punto débil es, precisamente, su bagaje familiar.

En un país donde cerca de un ocho por ciento vive bajo el umbral de la pobreza y donde la desigualdad se sitúa en torno al 0,4, siendo cero el nivel máximo de igualdad, su noble cuna se ha convertido en objeto del debate político.

"No conoce la vida diaria de la mayoría de los uruguayos", le ha reprochado la ministra de Educación, María Julia Muñoz. Él nunca ha sufrido penurias, admite Lacalle Pou en dicho libro, pero su familia "siempre estuvo cerca de los que pasaban hambre o de los que no tenían un techo". "Sentirlo en carne propia es distinto, pero creer que solo quien lo pasó puede entenderlo y actuar sobre ello es como decir que un oncólogo tiene que padecer cáncer para curar a un enfermo", esgrimió. (Europa Press)

 
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