José Luis Urdininea Melgar
Con la humildad que nace del corazón, pediría perdón a los bolivianos por las muertes de connacionales y el daño psicológico y social causados a la población en los acontecimientos pre y post elecciones y los inmensos daños económicos infringidos al país, por haber pretendido quedarnos en el poder, ilegalmente.
Pediría perdón a todos los bolivianos por haber alentado el odio entre bolivianos en los catorce años de nuestro mandato. Pediría perdón a mis hermanos campesinos y a mis adherentes ciudadanos por haber distorsionado la verdad - negando el fraude electoral determinado por la OEA, a pedido nuestro, y el que comete un delito electoral debe ser juzgado- y llevarlos a una resistencia infame, contra natura, que ha causado dolor y lágrimas al pueblo boliviano.
No nos presentaríamos a las próximas elecciones nacionales que serán convocadas por un renovado Tribunal Supremo Electoral, después de la anulación de las frustradas del 20 de octubre, como un acto de expiación de nuestras culpas.
Apoyaríamos, sin reserva alguna, para anular todas las ilegales Resoluciones Constitucionales que dieron origen al desconocimiento de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia que limita las veces de la repostulación del presidente, vicepresidente y autoridades electas, y que permitieron que sean burladas, con falaces interpretaciones de supuestos derechos humanos de legislación supranacional.
En los cinco años del nuevo gobierno que resulte electo en las próximas elecciones, nos comprometeríamos con el país para que toda nuestra estructura política y humana apoye con total sinceridad a la reconciliación y la reconstrucción del país. Vencidos nuestros demonios internos con la expiación y el sosiego necesarios de estos cinco años, nos encaminaríamos a terciar en nuevas elecciones democráticas, transparentes, con nuevos líderes -no caudillos- que sean modelo para los países latinoamericanos y el mundo. Desperté súbitamente.
Todo había sido un sueño y como dijo Calderón de la Barca “los sueños, sueños son”, pero a veces se cumplen con trabajo inteligente y perseverancia, sin rencores, odios ni discriminaciones, avizorando un futuro venturoso para el país.
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