Necesaria seguridad jurídica para las empresas privadas

El empresariado privado del país, luego del cambio de gobierno y dada la situación que tiene debido a la renuncia del anterior mandatario que manejó de manera irregular y festinatoria el país durante casi 14 años, ha encontrado nuevamente la certeza de que puede confiar en el actual gobierno que tratará, de todos modos, de buscar y encontrar remedios para la situación crítica del país.

Entre lo que espera el empresariado privado está la reposición de garantías jurídicas para las empresas nacionales que se han debatido en medio de serios problemas sociales, económicos y jurídicos por la acción populista del régimen que ha demostrado su vocación por las políticas socialistas, Y es que el anterior gobierno ha tratado de imponer situaciones que den lugar a que la actividad privada periclite en el país porque, especialmente por las presiones jurídicas, se ha encargado de desalentar no solamente las inversiones sino el trabajo y la producción.

Muchas veces se ha sostenido la necesidad de que el gobierno otorgue garantías serias, honestas y responsables tanto a inversionistas nacionales como extranjeros para que inviertan en el país; el régimen del MAS aprobó en su momento un “reglamento por el cual se daría garantías”, pero los hechos demostraron lo contrario, porque ni el capital nacional ni el extranjero movieron un solo dedo para invertir y producir, pues las cargas sociales aumentaron, los impuestos no pagados dieron lugar a intereses y multas no contemplados por las leyes, hubo imposición de un segundo aguinaldo que complotó seriamente contra la inversión y la producción, si bien, nominalmente, benefició a trabajadores que son minoría en el país.

El Presidente y su Ministro de Economía del régimen masista han tratado de convencer a capitalistas norteamericanos y europeos para que inviertan en Bolivia. Para ello organizaron, en Nueva York y Londres, reuniones con empresarios de EEUU y Europa, pero sin resultado alguno porque ellos, munidos de las informaciones precisas, no han creído en las ofertas y promesas del anterior régimen. Por su parte, tampoco los empresarios han hecho algo para que el gobierno trate, siquiera levemente, de garantizar sus actividades, parecería “haberse compuesto” con el régimen y poco o nada hicieron para conseguir que, efectivamente, se reponga garantías que si las hubo en un pasado ya lejano, estaban restringidas, especialmente por las cargas sociales.

Ahora, si bien el gobierno no podrá hacerlo todo, podría al menos avanzar en algo referido a garantizar efectiva, honesta y responsablemente la inversión nacional y extranjera; de otro modo, seguiremos en la misma noria del ofrecimiento y su no cumplimiento por políticas del “dejar hacer y dejar pasar”, como si fuera el tiempo el que deba corregir los yerros de quienes tienen el poder y no saben utilizarlo y menos aplicarlo para bien del pueblo.