Agentes foráneos violan la soberanía

El intento fallido de liberar a los asilados en la Embajada de México en La Paz, viene aportando graves antecedentes acerca de sus verdaderos orígenes, acentuando los móviles inconfesables de la conjuración extremista internacional contra el Gobierno transitorio de Bolivia y de encubrimiento, por cualquier medio, de muy posibles concomitancias con el narcotráfico.

Por todo lo conocido hasta ahora, no solo aparecen involucrados los gobiernos de México y Argentina, sino también de España, vale decir, de Europa. Nada les importó una torpe violación a la soberanía boliviana con miembros de Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía de España, cubiertos con capuchas y gafas oscuras, en motorizados de la Embajada y la presencia de la Encargada de Negocios y del Cónsul del indicado Estado en La Paz. Los vecinos de La Rinconada más que la Policía frustraron la aventura. El objetivo claro de la operación no era otro que procurar la fuga fuera del país de Juan Ramón Quintana, Héctor Arce y Wilma Alanoca ex ministros de Evo Morales, contra quienes pesan cargos ante la Justicia

Desde Madrid surgen denuncias acerca de que el móvil obedecería a un chantaje de Quintana a altos dirigentes del partido político Podemos de Pablo Iglesias, a cambio de no revelar fuertes entregas de dinero en Bolivia -posiblemente de origen narco- sin descartar la intermediación del anterior régimen. De seguro, en este tema se tendrá desmentidos, medias verdades y subterfugios. No obstante, se ve claro el poder de Iglesias en el Gobierno español, al extremo de lograr el envío de agentes del GEO con pasaportes falsos. Es delicada la situación del Gobierno de Pedro Sánchez y de él mismo.

Ante este atropello de la soberanía nacional, la cancillería debe exigir la expulsión de nuestro territorio de los agentes del GEO, concretar una enérgica reclamación ante la Moncloa y un pedido a la Unión Europea de llamado de atención a España por su insólita actuación. No se debe olvidar que, prontamente, el presidente Sánchez se había pronunciado favorable a una nueva elección ante el fraude electoral perpetrado por el gobierno de Morales. Esta nueva actitud revela al anterior, como un acto de hipocresía internacional que justa y puntualmente provocan la indignación nacional.