Las mujeres y la revolución

La inestabilidad que abrió el abandono de funciones de la Administración 2019 encontró un punto de inflexión en el gobierno de transición que sacará adelante la convocatoria a elecciones generales, por el respeto al orden establecido y la libertad.

Y ELLAS EN LA CÚSPIDE

En aquel sentido, importa mucho sostener que la mujer boliviana proporciona la paz y está involucrada en los procesos de toma de decisiones que interesan a todo un pueblo. Los dos ejemplos que siguen son testimonios que corresponden a la verdad:

- Se ha proyectado una ley de debate obligatorio para que los postulantes a la presidencia presenten sus propuestas que el soberano deberá aprobar en elecciones limpias.

- Luego, Karen Longaric, canciller de Bolivia, después de un encuentro a 2 de enero de 2020, con componentes de la Unión Europea, sostiene: “que el gobierno de la presidente Jeanine Áñez se sujeta a la ley en todas sus decisiones”.

Así y de aquella manera concreta dos dignas damas manejan una democracia gobernante, donde la participación de los ciudadanos se amplía. Asegurando a todos, su participación en la función gubernamental. Ya que la democracia es el régimen de la libertad política, y la autoridad se funda sobre la voluntad de aquellos que obliga. La democracia es todo un aparato técnico, un conjunto de mecanismos protectores, una fórmula de gobierno que permite conciliar la libertad de los hombres con las exigencias de un orden político.

LA UNIDAD

Aquel propósito, realizado por Jeanine Áñez y otras mujeres, importa mucho a la sociedad boliviana; dado que ellas determinan un consenso que nace de la convergencia de representaciones individuales que van siempre hacia la imagen de un futuro colectivo.

El criterio de la sociabilidad no procede de una unidad hecha por alianzas, como sugieren los partidos políticos bolivianos. La unidad del pueblo se forma con aquellos trabajos definidos en la ley o en hechos que se consolidan con el buen sentido ejecutivo de los gobernantes. En este sentido, todos los bolivianos queremos vivir en paz o vivir de una cierta manera, bajo el imperio del Orden Establecido.

He ahí, en algunas palabras, el Orden Social observado por Jeanine Áñez y Karen Longaric, manejado con total sabiduría, que además genera en la población una preocupación por una veraz realización, que pone en cuestión los medios para hacer que la imagen se convierta en realidad. De donde resulta un conjunto de reglas que imponen una disciplina, orientando los comportamientos individuales, para que el porvenir deseado se cumpla conforme a la decisión del soberano, en elecciones transparentes.

En breve, en la revolución de inmensa ternura de las mujeres protagonista, hay solidez ideológica y el coraje de encarar una alternativa frente a otros que parecen poner en vilo a la nación. Por ello, gracias a Dios porque la mayoría de los bolivianos exija moderación, equilibrio y capacidad de entendimiento.