La política “antiimperialista y anticapitalista” del gobierno del MAS durante más de trece años en el gobierno ha mostrado a los organismos internacionales que nuestro país es el que menos inversiones ha recibido en casi tres quinquenios. Y ello queda demostrado por las múltiples informaciones que periódicamente se ha publicado en la prensa continental y, prácticamente, ha dejado rezagado a nuestro país en cuanto a la inversión de capitales financieros, de tecnología y recursos humanos.
Nuestra minería casi siempre ha sido incipiente, salvo en los tiempos en que había la necesaria explotación, especialmente de plomo, plata y estaño por parte de los llamados “barones del estaño” que sí han hecho importantes inversiones, con miras a encontrar nuevos yacimientos mineralógicos, para ampliar los ámbitos de la explotación que realizaban. Pero desde el año 2006 hemos perdido la confianza y la credibilidad de quienes podrían haber realizado muchas inversiones, dado el hecho de que nuestro país siempre fue considerado país minero y que en el pasado estuvo llano a recibir a capitalistas que quieran explotar yacimientos mineralógicos.
Contrariamente a nosotros, Perú, Chile, Brasil, Argentina, Ecuador, Colombia y otros países han recibido importantes partidas de dinero en calidad de inversión, y al margen han aplicado tecnologías de punta y han utilizado a personal experimentado en la explotación de diversos minerales. Hoy las estadísticas muestran datos que nos colocan atrasados en la recepción de inversiones y las razones han sido comentadas y analizadas muchas veces por los organismos internacionales: “Bolivia, con un gobierno contrario a todo capitalismo, no es país confiable; no puede haber esperanzas de poder invertir en ese país porque hasta los comunarios y grupos laborales han sido aleccionados para que rechacen cualquier inversión extranjera”. Esta es realidad que ha primado no solamente en países europeos, sino estadounidense y canadiense; por supuesto, los pocos empresarios mineros en el país se han visto impedidos de invertir por las altas cargas sociales, las trabas para cualquier explotación, la presencia de ladrones de minerales, las cargas impositivas, las permanentes amenazas de huelga, las acciones demagógicas de las autoridades y amenazas de toda laya que han impedido que empresarios, mineros chicos y hasta medianos quieran trabajar más y hasta realizar inversiones con miras a ampliar y mejorar su producción, condiciones empeoradas desde la vigencia de la Ley de minería y metalurgia, sin reglamento hasta hoy, después de varios años de su promulgación.
Ahora, es de esperar que la situación cambie radicalmente con la esperanza de que el gobierno otorgue las debidas garantías, suspenda las restricciones habidas hasta octubre pasado, evite imposiciones arbitrarias de impuestos y actúe bajo el entendimiento de que nuestro país no puede seguir en situación de postración en la minería o, como ocurrió en los dos últimos años, otorgando concesiones, especialmente de oro, solamente a cooperativistas y empresarios chinos. Es preciso entender que, sin garantías y seguridades, ningún minero mediano o chico podrá salir de la pobreza en que se desenvuelven. Y que todos ellos, al contar con garantías para las inversiones, no vacilarán en buscar capitales extranjeros que podrán venir al país, libres de trabas y sin condiciones onerosas que anteriormente pesaban sobre todo intento de trabajar y producir.
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