Desde el resurgimiento de las FARC en Colombia, países de América Latina han mostrado preocupación por las consecuencias que podrían concretarse en varias regiones porque, se dijo, “hay corrientes político-partidistas de extrema izquierda que buscan el resurgimiento de políticas materialistas y dictatoriales, como es el comunismo” que estaría dispuesto, mediante grupos armados especiales, a demostrar disposición para desencadenar hechos violentos con tal de crear condiciones de fuerza capaces de crear conflictos muy serios”.
Al respecto, el Ministro de Gobierno alertó que existe presencia de grupos armados en el país, especialmente pertenecientes a partidos de extrema izquierda que, ante la caída del régimen anterior, no conciben haber perdido poderes omnímodos que tenían con el gobierno masista que trató de reimplantar el comunismo, dictando medidas duras contra quienes no concordaban con medidas dictatoriales y tiránicas que, con estilo stalinista, pretenderían reimplantar en el mundo.
Innegablemente, el partido socialista del expresidente Morales no concibe que haya terminado la gestión de casi 14 años en los que tuvo dominio absoluto en el país e impuso medidas acordes con el comunismo; no acepta que hoy haya en el país un gobierno que ha restituido las libertades y los derechos democráticos al pueblo; no acepta que se imponga políticas racionales, honestas y responsables en el manejo de la economía y menos querrían sus dirigentes que las Fuerzas Armadas y la Policía cumplan con la Constitución y las leyes, conjuntamente el gobierno de la presidenta Jeanine Áñez.
Muchas veces en nuestra historia se tuvo que enfrentar a grupos que pretendían “hacerse del gobierno” para imponer medidas radicales y gobernar bajo principios ajenos a la voluntad y vocación democrática del pueblo; así, hubo la presencia de grupos que, obedeciendo los dictados del castro-comunismo de Cuba, han intentado derrocar al gobierno e imponer la vigencia comunista; pero esas y otras tentativas han fracasado porque el pueblo les negó toda posibilidad, rechazándolos contundentemente. Hubo también la presencia de grupos guerrilleros -como uno al que perteneció el señor Álvaro García Linera- que cometieron una serie de crímenes y abusos con tal de anular toda acción del gobierno.
Los intentos de “combatir al actual gobierno” parecen renacer con la aparición de posibles grupos armados que el gobierno deberá reprimir conforme a las leyes porque no se concibe en la mentalidad colectiva del país que surjan nuevamente intentos para implantar doctrinas ajenas al sistema democrático y vigencia de las libertades; al contrario, hay vocación y convicción para que no surjan nuevamente regímenes totalitarios que traten de imponer doctrinas foráneas en el país. El retorno de las libertades es, para los bolivianos, un paso positivo en la historia nacional y que debe ser defendido enérgicamente.
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