Silala: Potosí, Bolivia

En las fotografías que se publica con el presente artículo se puede apreciar un conjunto de 10 casitas construidas hace un par de años en las cercanías de los bofedales del Silala.

Se trata de lo que el anterior Gobierno de Evo Morales hizo en la zona en los últimos 14 años de multimillonarios ingresos económicos.

Una batería de casitas pintadas desde el techo con los colores del entonces partido político en funciones. Tienen paneles pero no tienen luz, tienen grifos pero no tienen agua y lo que es peor; se ha trasplantado a estas viviendas a unas 20 personas desde San Pablo de Lípez, (60 Km) a guisa de sentar soberanía en el límite mismo de la patria boliviana.

Hemos visto unos cuantos niños menores de cinco años, y unos dos o tres compatriotas ancianitos que están sometidos a los rigores del clima, de por sí adverso para personas jóvenes y robustas. 4600 metros sobre el nivel del mar, bajo un sol ardiente durante el día, con ráfagas de viento helado de más de 60 Km/hora; y con temperaturas bastante bajo cero durante la noche.

Este grupo de compatriotas no disponen de elementales auxilios médicos en casos de urgencia y deben proveerse por sus medios del combustible necesario para preparar sus alimentos. De la calefacción de sus casitas ni siquiera vamos a comentar nada.

Sin exagerar, un visitante cualquiera puede pensar más bien que se trata de un grupo de personas “confinadas” que están ahí por alguna otra razón, pero no por soberanía.

Es inevitable recordar las eufóricas amenazas públicas del entonces presidente Evo Morales, a tiempo de anunciar para dentro de los dos años siguientes; un juicio a Chile en La Haya sobre las aguas potosinas del Silala. 23 de marzo de 2016.

La sorprendente y rápida respuesta de Chile, iniciando ellos el juicio “cantado” por Morales, le habrá caído al ex Presidente como una “bofetada” diplomática, que lamentablemente cayó en la dignidad del pueblo boliviano y nos dejó muy mal parados. 6 de junio de 2016.

La “pretensión” chilena es hacer valer por río los diversos ojos de agua dulce que emergen de a poco del centro de la tierra, en territorio del Quetena del Municipio de San Pablo de Lípez del sur de Potosí. Cuando más bien se trata del brote del centro de la tierra, de hilillos de agua dulce que se han ido juntando por rústicos canales artificiales a modo de galerías filtrantes; que más tarde son colectados por dos canales secundarios también artificiales que convergen en un solo canal principal, también artificial. Y en esa condición, el agua dulce es artificialmente transportada mediante un canal emboquillado de mortero de cal y piedra, fuera del territorio nacional y que es recibida por un ducto metálico en territorio ajeno.

Nunca estará demás decir con reiteración, que para la construcción artificial de todas estas galerías filtrantes, de los canales secundarios y el canal principal; la Prefectura de Potosí recibió en 1908 solicitud escrita por parte de la Chili & Railway. Actitud documentada que contundentemente da fe a Potosí como dueña originaria de estos recursos hídricos.

Ante estos antecedentes reales del terreno de la zona del Silala, Bolivia tuvo que ir del “ataque” diplomático anunciado rimbombantemente por Evo Morales, a la defensa obligatoria que nos planteó Chile.

Nos imaginamos los argumentos “inventados” por la demanda a la que tuvo que contestar Bolivia en La Haya. Pero lo que no se sabe es la calidad de la defensa de la Cancillería del Gobierno anterior.

Nada se sabe de los argumentos geológicos, hídricos, hidrológicos, hidrogeológicos, hidrofísicos, pluviométricos, topográficos, históricos, legales y otros con los que tuvo que retrucar ese Gobierno. Solamente nos queda esperar que esa respuesta haya sido contundente y no haga que queden dudas en el Alto Tribunal de La Haya sobre la verdad en este juicio, ya que la gestión del actual Gobierno no podrá aumentar ni una coma al documento presentado por Bolivia. Solamente nos resta esperar.

Por parte de la nueva Cancillería Boliviana se anuncia, para el mes de mayo del presente año, la celebración de los alegatos orales entre ambos países litigantes; que no harán otra cosa que expresar de viva voz la ratificación de los argumentos que ya fueron superabundantemente conocidos en La Haya en la fase de alegatos escritos.

Pero debe además presentarse en la zona geográfica en cuestión y por encargo de la CIJ, una comisión de expertos internacionales que deberán hacer lo suyo técnicamente hablando. Ellos podrán comprobar que en la zona nunca llueve, ni graniza y que tampoco nieva y que se ha forzado a la naturaleza, para “obligarle” a entregar el fruto hídrico de sus entrañas subterráneas, a modo de “exprimirle” artificialmente el agua dulce del Quetena de Potosí.

En la zona del Silala no hay ni una nube peregrina, que matice siquiera el límpido azul que nos regala la atmósfera del cielo y durante la noche se puede contar con claridad las estrellas que acompañan el firmamento.

Pero, ¿qué hacer con el agua del Silala, en la era post Haya?

Al respecto, estamos trabajando un plan que será ejecutado por jóvenes potosinos que además de sentar verdadera soberanía potosina y boliviana en la zona, la harán reverdecer envidiablemente, combinando inteligentemente y en equilibrio, los cuatro elementos básicos que la naturaleza de Dios nos han provisto en ese lugar de la Patria: La tierra inconmensurable, el sol radiante, los fuertes vientos y el agua dulce y abundante; que se convertirán en energía y alimento para mucha gente.

Un proyecto auto sustentable donde el Estado boliviano estará presente en sus instancias de Gobierno central, de Gobierno departamental y de Gobierno municipal. Un proyecto inspirado en el valor de mujeres y hombres de otras latitudes que desde muchísimos años atrás han conquistado las zonas de su difícil jurisdicción geográfica. Zonas mucho más agresivas contra la presencia del ser humano en su territorio glacial o desértico y sin embargo lo hicieron con base en el coraje y la honradez de sus pioneros.

Ab augusta per angusta.

(El presente artículo es parte de un libro del autor, de próxima aparición).

El autor es Ing.