Acabamos de ingresar a una nueva gestión, signada con el 2020, que marcará la esperanza y el destino patrio.
Obviamente que ella significará nuevos proyectos, nuevos desafíos y nuevas metas de liberación nacional, de desarrollo económico y de paz social. La profundización de la Democracia, en particular.
Empresarios y trabajadores, cambas y kollas, en conjunción de esfuerzos con el gobierno constitucional y transitorio, deben contribuir con su participación, efectiva y decisiva, en la realización de aquellos propósitos, de interés común.
Sean, pues, los paladines del verdadero cambio, en libertad irrestricta, a favor del pueblo, ahora representado por la juventud y mujer boliviana, quienes arrinconaron a la dictadura, que quiso perpetuarse en el Poder, mediante el fraude electoral, corroborado por la Organización de Estados Americanos (OEA). Por ello es memorable e histórico el mes de noviembre del pasado inmediato.
Las referencias relativas a este hecho deberían ser propaladas, por todos los medios de difusión posibles, para conocimiento de la comunidad internacional, fundamentalmente, porque hay gente desinformada que habla dislates sobre la realidad política del país. Y para que ellas pervivan siempre en la memoria de las nuevas generaciones.
Será un año difícil 2020, complicado y crucial para el país, desde el punto de vista político. Ello porque todavía tenemos personajes del gobierno depuesto que no admiten el cambio que se ha registrado en Bolivia. Porque continúan aferrados a la idea de que aún son gobernantes. Porque creen que sus bases mantienen la unidad monolítica, como en otros tiempos. Nada más falso. Los partidos una vez cumplido su ciclo se erosionan. En ese marco surgen nuevos líderes, nuevos candidatos y nuevos mandamases.
El objetivo prioritario del gobierno transitorio es lavar la imagen de la Democracia, reconquistada en octubre de 1982, con un proceso electoral transparente, bajo la supervisión del nuevo Tribunal Supremo Electoral, a la cabeza de Salvador Romero. Y a la culminación del evento se tendrá que entregar el mando de la Nación a quien fuere elegido en las urnas del sufragio universal.
Violentos y no violentos, radicales y moderados, tanto de derecha como de izquierda, debiéramos hacer conciencia de Patria, a fin que nuestros actos vayan siempre ceñidos en el marco de los supremos intereses de la Patria, en este año 2020. Que vayan siempre supeditados a la ley, cosa que nos permita preservar la convivencia pacífica.
Para ello habría que despojarnos, siquiera por unos treinta minutos, de nuestras inquietudes político – ideológicas y garantizar, de tal modo, las actividades electorales, que nos renovarán de corazón y mentalidad.
Requerimos de humildad, de tolerancia y entendimiento, para que todo salga bien. Y que el aparato productivo del Estado siga con sus actividades habituales.
En suma: serán los nuevos gobernantes quienes asuman políticas económicas, sociales, educativas y culturales, para generar el desarrollo nacional, por el bien común.
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