La libertad de expresión es un derecho inalienable del ser humano y ella en diversas formas se manifiesta en el diario vivir de los pueblos. De esa libertad proviene la libertad de prensa -prensa, televisión, radio y comunicación alternativa-, con medios que permiten la libre y espontánea manifestación de todo lo que acontece en la humanidad. Es un medio que nunca ha complacido a gobiernos dictatoriales y tiránicos y, más concretamente, a quienes poseen poder político, económico, social o de cualquier naturaleza que, por la obnubilación que poseen sus directivos, no trepidan en buscar que nadie exprese pensamientos, ideas, criterios sobre cualquier tema que los afecte en forma directa o no.
Muchas veces, los gobiernos que hemos tenido en el país han expresado que respetarán y mantendrán incólume la libertad de prensa porque es el reflejo del pensamiento popular; pero esas declaraciones y propósitos han sido violentados en los hechos mediante la aplicación de presiones e imposición de medidas de asfixia, con imposiciones y gabelas que los medios debieron pagar y, si no lo hacían, aceptar que se les aplique intereses y multas “por incumplimiento de deberes tributarios y perjuicios irrogados al Estado y al gobierno”.
Las obligaciones impositivas que han sufrido incrementos por efecto de intereses y multas, cuando no eran honradas oportunamente, se convertían en capital que, más temprano que tarde, abultaban exageradamente los montos adeudados y, en algunos casos, cuando se proponía arreglos -especialmente por parte del sector privado de la economía- se aceptaba bajo condiciones que, en el caso de la prensa, debían ser acatadas y que, en los hechos, implicaban censuras de prensa o cumplimiento de “silencios convenientes al régimen de gobierno o la concesión de espacios gratuitos de publicidad”.
Así, bajo condiciones generalmente inaceptables para los medios, “se respetó” la libertad. Esta es realidad practicada por el gobierno masista; de otro modo, había que resignarse inclusive a controles para la importación de papel. Estas presiones y chantajes fueron manejados muy bien por funcionarios corruptos que “entendían cómo y cuánto aplicar medidas coercitivas y de asfixia”.
El gobierno actual anunció que serán revisadas esas políticas y que de ninguna manera tendrán vigencia disposiciones que atenten contra la libertad de prensa; que el gobierno cumplirá con la parte legal que le corresponda y que periodistas y prensa en general tendrán absoluta libertad sin temor a políticas restrictivas de ninguna clase. Para los medios de comunicación han resultado oportunas y justas tales declaraciones, ya que finalmente serán suprimidas disposiciones arbitrarias que por mucho tiempo han causado serios daños a muchos medios de comunicación.
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