Inversión pública a costa de mayor déficit fiscal

Es muy importante que el gobierno no repita los yerros del régimen anterior, como es el caso de propiciar inversión pública a costa de un mayor déficit fiscal, una forma fácil e irresponsable de cargar a futuro lo que debería solventarse en la misma gestión. En buenos términos, mala política de conseguir que tanto las empresas estatales como muchas obligaciones gubernamentales se solventen con la premisa de cargarlo todo al déficit fiscal.

El fenómeno déficit solo es concebible cuando no hay otros medios para solventar los gastos del Estado; es decir, gastar mas de lo que se recauda por impuestos y gabelas aduaneras; gastar lo que no se tiene y contar con un “pozo sin fondo” al que se cargue los excesos que se tenga. Esta realidad la hemos vivido especialmente en los últimos años, pues cada año hubo déficit fiscal y, lógicamente, se lo carga a próximas gestiones o sea que se gasta a cuenta de un pozo que no tiene fondo.

Por principio, se entiende que todo presupuesto nacional debe estar debidamente balanceado, es decir, que se haga cálculos sobre la base de los ingresos o sea de lo que se tiene y no gastar lo que no se percibe y cargar las diferencias al déficit fiscal que ha resultado un instrumento fácil de la irresponsabilidad en el manejo financiero de los dineros del país. Es irresponsable y contraproducente que “se planifique” con cargo al futuro porque se tiene la cuenta del déficit fiscal”; esta ha sido la norma de los últimos años y, en casos, como simple ostentación para “demostrar que se tiene dinero” cuando no lo hay. Otro extremo es el de prestarse para cubrir obligaciones de empresas improductivas con la simple explicación de ser “préstamos a cubrirse en la misma gestión con utilidades que pocas veces existen”.

Toda inversión pública debe cumplir con lo presupuestado y jamás ser efecto de improvisaciones recurriendo a la partida deficitaria o a préstamos contraídos en el exterior. Invertir sin contar con el soporte financiero respectivo es deshonesto, porque se trata de un riesgo que luego puede tener consecuencias graves. Por todo ello es presumible que las empresas públicas generalmente son deficitarias, debido a que no tuvieron la debida planificación ni estuvieron sujetas a presupuestos serios, honestos y responsables, como producto de cálculos bien fundamentados Es seguro que una empresa con manejo financiero responsable, difícilmente tendrá quebrantos y será garantía para lograr beneficios que permitan inclusive diversificarse.

El gobierno debe tener cuidado con lo que pidan y hasta exijan las empresas públicas, porque es hora de que se actúe honesta y responsablemente para evitar que sean carga para el gobierno y para el Estado que no debe ser depositario de resultados deficitarios.