Arquitectura neoandina expresa cultura indígena latinoamericana

La arquitectura neoandina, representada por los “cholets”, cuyo concepto ha llegado a todo el mundo como expresión que se ajusta a la cultura indígena latinoamericana, recoge el espíritu de vida de la naturaleza, de la mujer, el “ajayu” del pueblo, expresó el arquitecto Freddy Mamani, creador de la nueva propuesta arquitectónica.

“Los edificios que he construido son como familia, acogen a la sociedad, a la familia, tienen ‘ajayu’, tienen vida, se comparte con la sociedad, (…) es como la mujer, está inspirada en la mujer de pollera”, comentó Mamani en entrevista difundida por la cadena RT.

Fredy Mamani, oriundo de una comunidad rural del altiplano, recuerda que sus inicios en la arquitectura tiene un fuerte vínculo con la pobreza y la monocromía de la ciudad de El Alto, donde migró en la búsqueda de mejores oportunidades de vida y su sentimiento de dar vida a la gris monotonía de la ciudad.

Explica que su propuesta arquitectónica desde los “cholets” (una fusión de las palabras chola, mujer andina cuyo atuendo tradicional es la pollera, y chalet) expresa el concepto de vida y la cotidianidad de la ciudad altiplánica desde tres enfoques.

Uno de los enfoques tiene que ver con la identidad cultural que la arquitectura académica no logra cubrir ese vacío,” la academia era elitista y he tratado de llenar se espacio y también he visto que era muy frígida color barro, tierra y luego color ladrillo a través de los colores intento darle más”, comenta al recordar los inicios de una propuesta impensada como nuevo referente de la arquitectura andina.

Otro elemento que destaca es la coincidencia de sus inicios con la llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia en medio de una revuelta social en la que corría sangre por las calles “ha sido una especie de bronca y la intención de dale fuerza y valor reivindicativa a través de la arquitectura”, revela en la entrevista.

“Desde esta óptica la arquitectura neo andina está pensada en la ciudad de El Alto, en su propia lógica e identidad donde lo ancestral se acomoda a las culturas aymara, quechua también se a la cultura indígena de Latinoamérica, sociedades que no han tenido una representación desde la lógica académica. Estas sociedades ahora se están en la tares de recuperar su identidad y trabajar su propia representación”, formuló.

Mamani, que se considera más artista que arquitecto, es autor de más de 70 obras en la ciudad de El Alto y más de 100 en el exterior del país, ninguna igual a otra “son piezas únicas”, cada tiene la funcionalidad que necesitan los dueños del edificio, comentó al señalar que el diseño es tan diverso pero con una línea de identidad cultural mucho colorido vibrante que le dé vida propia.

“Creí que había concluido mi proyecto pero no fue así, (…) estaba terminado de pintar la última parte de ‘cholet´, un domingo, veo una publicación en un periódico (local) y creo que ha sido el regalo más lindo” recordó en la entrevista, etapa que considera el inicio de su trayectoria profesional y que mereció el reconocimiento del mundo del artes y de la arquitectura.

APORTE ACADÉMICO

Y TURÍSTICO

Mamani considera que haber roto los moldes de la arquitectura académica clásica, con una propuesta que incluye una espiritualidad propia de una cultura que no ha sido incluida por los académicos clásicos, es una importante contribución y una provocación al debate sobre aspectos que también debe tomar en cuenta la arquitectura.

“Es un estilo provocativo frente a lo clásico de la academia, es un concepto que lo han tomado en sentido positivo, lo importante es que las nuevas generaciones ya están entendiendo y también investigando (…) si no sabes de dónde vienes, no sabes a dónde vas y no sabes dónde estás parado”, planteó.