En los casi 14 años del gobierno del MAS, Comibol ha sufrido fuertes pérdidas económicas y financieras en sus proyectos, por falta de estudios de factibilidad, decisiones coyunturales, planificaciones mineras sin tener reservas explotables ni planes para su suficiente reposición, incremento excesivo de personal, insistir en proyectos cuyo fracaso ya se había vislumbrado, etc. Los costos de operación de sus empresas no se dan a conocer, aunque deberían hacerse públicos. Todo esto hace imprescindible su reestructuración.
Cuando nació esta corporación (1952) tenía 24 minas en trabajo, varias arrendadas e innumerables bienes. Llegó a representar hasta el 82% de las exportaciones mineras en 1954. En los últimos 5 años representó apenas el 8% de estas exportaciones, lo que no justifica el nominativo de corporación. En 67 años de vida Comibol no puso en marcha una sola mina nueva. Su producción tenderá a la baja por el inexorable agotamiento de sus minas.
De acuerdo con la Ley 535 de 28/05/14, son empresas filiales de Comibol las empresas mineras Huanuni (estaño), Colquiri (estaño y zinc) y Corocoro (cobre catódico) y las empresas metalúrgicas Vinto (estaño) y Karachipampa (plomo y plata). Extrañamente no aparece la fundición de bismuto de Telamayu. Todas las empresas filiales tienen su Directorio, lo que no se justifica por su bajo nivel productivo. No ocurrió esto cuando tenía 24 minas en trabajo. Hay que racionalizar los gastos y mejorar la eficiencia. Las autonomías de manejo de las empresas en muchos casos han sido contraproducentes para un manejo eficiente y honesto. Solo debe haber el Directorio de Comibol para la toma de decisiones de tan pocas empresas. Cualquier proyecto debe ser objeto de un estudio de factibilidad, que fue completamente ignorado por el anterior gobierno.
Por el derrumbe del precio del estaño (24/10/85) se fueron cerrando la mayoría de las minas de Comibol y debido a sus pérdidas, la Ley 1777 (17/03/97) solo le permitió administrar sus contratos, prohibiéndole toda actividad productiva. A pesar de los muy bajos precios de los metales hasta 2003, bajo este sistema especialmente los contratos suscritos con actores privados, hicieron posible que Comibol genere utilidades y en el año 2004 tenga depositado aproximadamente 20 M$us en un banco de Estados Unidos. Según una carta-informe del Ing. Mario Paulsen, entonces ex director de Comibol, dirigida al ex presidente Evo Morales (30/06/08), donde hace notar varias irregularidades, menciona que al 08/04/08 Comibol tenía depositados en el Citibank de Nueva York 37,45 M$us de los que 30 M$us debían ser convertidos en euros. Al no tener información sobre la conversión, sugirió una auditoría. Es más, a la fecha no se tiene conocimiento sobre el destino de estos fondos, cuyos desembolsos deben ser aclarados por Comibol.
Las autoridades mineras eran conscientes de la insostenible situación de Comibol y desde 2014 fueron hechos varios intentos de refundarla con objetivos irreales y difusos, como querer convertirla en una empresa que dirija el movimiento minero–metalúrgico del país y que deje de ser meramente administrativa y se convierta en una verdadera empresa totalmente operativa. Contemplaba la creación de al menos cinco gerencias estratégicas, con responsabilidades en tareas desde la exploración hasta la industrialización, que solo hubiera aumentando la burocracia. Obviamente los intentos refundadores fracasaron.
Comibol necesita con urgencia una reestructuración, adecuada a su pequeño papel actual, que tenderá a reducirse. Podría llamarse Empresa Minera de Bolivia, que entre otras medidas debería hacer una racionalización de su excesivo personal administrativo y operativo, y formar un cuerpo técnico con profesionales experimentados en diversas especialidades, que ayude al Directorio en el control eficiente de las empresas, que ya deben ser objeto de minuciosas auditorías técnico- económicas, para tomar las decisiones correspondientes.
El volumen de tratamiento diario en una mina depende fundamentalmente de las reservas desarrolladas. En las más que centenarias minas Huanuni y Colquiri, sin respaldo alguno de reservas, se elevó y se pretende elevar más el tratamiento diario. En Huanuni, con producción decreciente y trabajo a pérdida, así funcionara el nuevo pero deficiente ingenio Lucianita, la mina no podrá subir su extracción de 1.200 toneladas por día (tpd) a 3.000 tpd. En Colquiri se pretende subir de 1.200 a 2.000 tpd, lo que resultará un fracaso y solo acortará la vida de la mina. Las autoridades mineras deben exigir informes detallados sobre las reservas. Huanuni debe al Banco Central de Bolivia (BCB) 42,3 M$us.
La fundición de plomo-plata de Karachipampa se construyó solo por intereses creados y por la presión del pueblo potosino, ya que por su pequeño tamaño sus costos de operación deben ser elevados, como en su momento hicieron notar varios especialistas. El BCB prestó 50 M$us para la compra de concentrados. Entre 2013 y 2018 produjo solo el 2% de lo proyectado de plomo y el 3% de plata (casi nada). No se amortizó ni un centavo del préstamo, que probablemente se lo está utilizando para seguir operando esta deficitaria fundición, que no puede continuar así.
En la fundición de estaño de Vinto el BCB dio 50 M$us para la instalación del horno Ausmelt, con capacidad de producción de 18.000 toneladas (t), de los cuales falta amortizar 20 M$us, que será difícil cumplir porque está cayendo la producción de estaño metálico, que en 2018 bajó a 11.368 t. El nuevo gobierno tiene en mente reestructurar esta fundición.
La fundición de bismuto en Telamayu, rehabilitada con un precio del bismuto de 13,80 $us/LF (ahora 2,45 $us/LF), ha producido entre 2008 y 2018 un irrisorio promedio anual de 33 t, de manera que opera con fuertes pérdidas.
La planta de Corocoro produjo en 2018 el máximo de 2.026 TMF (58% de lo proyectado). Existe preocupación por sus reservas.
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