Israel Camacho Monje
El ciudadano común no comprende cómo puede ser posible que los dueños de las empresas de flotas de pasajeros de nuestro país, que tienen sus oficinas de venta de pasajes en las Terminales de buses no tengan, por un lado, un funcionario encargado de verificar, mediante el examen de alcoholemia, el completo estado de sobriedad de sus conductores titulares y reemplazantes, tanto en los horarios diurno y nocturno. Y que además verifique si son empleados regulares de la empresa y, de esa manera, evitar suplencias no autorizadas.
Y, por el otro, destinar un asiento ubicado detrás del conductor para que un funcionario de tránsito asignado haga continua vigilancia, esto es, que no exceda la velocidad más de lo establecido, que no trate imprudentemente de adelantarse a los buses que están por su delante y que siempre guarde la distancia correspondiente y, claro está, llegar a su destino en paz y tranquilidad.
Recomendaciones anteriores que tiendan a evitar los continuos accidentes de tránsito, lamentablemente provocados por irresponsables conductores que son vencidos por el cansancio debido a reiterados viajes, que tengan sueño acumulado de varios días y noches, y lo peor, que durante el recorrido vayan acullicando coca y a la vez ingiriendo bebidas alcohólicas, dizque para mantenerse lúcidos. Es una fatal mezcla que, por el contrario, provoca desvaríos en los conductores y cuyas s consecuencias son los accidentes de tránsito que: 1) hacen que inocentes pasajeros pierdan la vida, 2) que los dejan leve o gravemente heridos o hasta inválidos de por vida.
Accidentes fatales de tránsito ante los que muchos irresponsables conductores echan la culpa a fallas técnicas o que algunas personas o perros se les cruzaron en su camino. Y si por casualidad salvaron sus vidas, en vez de socorrer a los pasajeros heridos, lo primero que hacen es darse a la fuga y desaparecer. Y los que alguna vez, después de meses o años, casualmente fueron identificados por las víctimas, al ser recriminados en plena vía pública, respondieron: ¡de qué se quejan!, ¿acaso el Seguro Obligatorio contra Accidentes de Tránsito (SOAT) no los ha indemnizado a todos?
Aquí cabe una aclaración. La supuesta indemnización que paga el SOAT sólo cubre la atención médica de emergencia de los pasajeros que salieron con leves heridas o a los que por la gravedad de sus casos, se les hizo la debida operación quirúrgica de emergencia, y nada más. Pero para los pasajeros que perdieron la vida, y para los que quedaron inválidos para toda la vida, es una miseria la supuesta indemnización, y quienes tienen que cargar las consecuencias económicas de toda una vida de endeudamientos son los familiares.
Por todo lo anterior, el ciudadano común boliviano se permite sugerir a las autoridades gubernamentales realizar con urgencia los estudios correspondientes de un “Seguro de Vida” que obligue, a los propietarios de todas las empresas de flotas de transporte de pasajeros a nivel nacional e internacional, a brindar esa cobertura a todos los pasajeros usuarios en general. ¿Verdad que sí?
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