La Organización de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha emitido una declaración por la que demanda que se haga los mayores esfuerzos para conseguir la paz para miles de niños que padecen las consecuencias de la guerra en Siria.
Para los niños sirios, desde el inicio de las hostilidades, la inseguridad permanente no los deja vivir porque sienten que los enfrentamientos causantes de bombardeos y combates en tierra dan lugar a que los contendientes no consideren que lo que hacen causa grandes y graves daños a la niñez que, prácticamente, viven en condiciones de peligro permanente y con la seguridad de que la muerte les llegará en cualquier momento.
La guerra en Siria lleva mucho tiempo y las víctimas que ha causado suman muchos miles; las pérdidas económicas y de bienes de toda naturaleza no tienen límite; muchas escuelas y colegios no pueden funcionar normalmente y cuando lo hacen deben suspender labores en cuanto se siente el ruido de bombas que caen, en sitios llamados “estratégicos” por los combatientes. El clamor de los heridos deja paso al silencio, que llega luego de la acción destructiva de los aviones, cañones y armas de todo calibre que ocasionan daños inmensos.
Unicef, la Organización de Naciones Unidas para la Infancia, ha pedido muchas veces tanto a contendientes como a negociantes de armas o mercenarios de la muerte que paren hostilidades o, por lo menos, que eviten hacerlo en sitios donde hay hospitales, clínicas, escuelas, refugios y otros sitios que albergan especialmente a niños, mujeres y ancianos, pero sus clamores se pierden en el vacío de la indiferencia.
Los sirios, embarcados en una guerra civil que no encuentra condiciones para la paz, viven bajo la amenaza de aviones norteamericanos, rusos, franceses y otros de los que consideran seguramente que “la muerte que causan sembrará de sangre que cultive sentimientos que permitan conseguir la paz”; pero cuanto más pasa el tiempo, las acciones se hacen más encarnizadas y la lucha no tiene visos de concluir.
¿Hasta cuándo durará la insania de los fabricantes de armas y uso de gran tecnología para matar? ¿Será posible que despierten las conciencias de quienes solamente buscan la satisfacción de sus intereses y el mayor acumulo de riquezas con la muerte que se causa a niños, jóvenes, mujeres y ancianos en diversos sitios del país sirio? Estas preguntas circulan entre los países contendientes, pero caen al vacío y no se encuentra medios ni formas para terminar con una guerra que asuela una tierra que merece vivir en paz y cuyos niños claman por la presencia de sus padres que son reclutados tan solo para exterminar a contrarios.
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