El Seguro Automotor (SOAT) es una medida que protege tanto a propietarios como a choferes y, sobre todo, a posibles víctimas que, por accidentes de diversa índole pudiesen causar los vehículos. Las primas a ser pagadas varían conforme a la capacidad de cada uno de ellos y de acuerdo con la posibilidad de que beneficie a menos o más personas que utilicen este servicio de camiones, colectivos, taxis, radio-taxis, minibuses, camionetas, motocicletas y otros que circulen por calles y caminos del país. Su uso ha beneficiado -si cabe decirlo así- a mucha gente y, en el caso de graves accidentes con muertos y heridos se cubre seguramente con un seguro cuya prima es mucho más alta; pero…
Lo grave es que hay dos posiciones: primera, la exigencia de que “hasta el 31 de enero de cada año, todo vehículo debe contar con el SOAT”, disposición que muchas veces es prorrogada hasta otra fecha; la segunda, referida a que muchos propietarios y choferes de automotores rehúyen el seguro, alegan muchos pretextos y prometen hacerlo en el curso de próximas horas que nunca llega. Hay renuencia porque se cree “no ser necesario” y la verdad es que todo seguro es necesario en el momento menos esperado.
El gran problema es que no existe el celo necesario para hacer que “todos cumplan debida y sagradamente”: las autoridades policiales encargadas de los controles abandonan su labor de verificación a pocos días de haber recibido la encomienda; las compañías de seguro parece que “olvidan que deben insistir en acuerdo con las autoridades de la Policía y de Tránsito. La comunidad nacional se pregunta: ¿Cuántos vehículos quedan sin su SOAT? ¿Qué sanciones hay para quienes no poseen el seguro necesario? En caso de accidentes graves, cuando que hay que cubrir gastos de clínicas, médicos y hasta muertes, los costos no siempre son debidamente cubiertos por quien es propietario del vehículo; entonces, debería actuar el SOAT y todo renuente ser sancionado y obligado a cancelar todos los gastos que derivan de accidentes.
El SOAT, por ser medida obligatoria para todos, debería cumplirse estrictamente y los renuentes deben perder su licencia a más de cancelar las multas pertinentes porque el caso es grave y no caben la política del “dejar hacer y dejar pasar” como normalmente se hace. Al respecto, ¿cuánto ganan las compañías de seguro por “no recabar por el SOAT” y cuánto pierden por la cobertura que hagan, especialmente si reaseguran a todos? ¿Por qué no llevar un registro, de acuerdo con la Policía y Tránsito, de todos los vehículos del país y van controlando para saber quiénes cumplen o no con esta obligación?
El SOAT es necesario aunque no se lo utilice y resulta mucho más urgente para quienes no lo tienen pero llegado el momento, lo necesitan.
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