Psicología
El concepto feminicidio, se ha usado por más de cuarenta años y este se refiere a la violencia extrema, que incluye el asesinato de mujeres o el intento de hacerlo. Son varones que actúan “motivados por un sentido de tener derecho a ello o por un complejo de superioridad, por el placer o deseo sádico hacia ellas, o porque suponen que es propiedad suya”.
Por sus características, la violencia física es la más visible, pero no necesariamente la de mayor brutalidad e impacto. La violencia feminicida se vale de la violencia moral para generar en torno a la mujer todo un contexto de violencia persistente, progresiva y de múltiples tipos para atentar contra su existencia, por el solo hecho de serlo, en una sociedad en la que lo femenino es subordinado y ese principio moral lamentablemente no está en discusión.
Asimismo, las secuelas del feminicidio son dolorosas y dejan vidas, familias y generaciones destruidas. En el caso de las mujeres que han sobrevivido a una tentativa de feminicidio, ellas soportaron, antes, violencia psicológica, física, sexual o económica. En estas víctimas, las secuelas afectan su cuerpo y su alma. Sufren trastornos clínicos de ansiedad y de depresión graves, pueden caer en el abuso de alcohol o sustancias psicotrópicas, buscar autolesionarse (dañarse a sí mismas) e incluso tratar de quitarse la vida.
En el 50 por ciento de los casos de feminicidio, hay testigos que presenciaron estos crímenes. Son niños, niñas, adolescentes que sufrieron un trauma profundo al ver a sus madres siendo humilladas, golpeadas, violentadas y finalmente asesinadas por sus padres o por sus parejas.
Las secuelas en los hijos del feminicidio pueden ser muy graves. Desde el sufrimiento excesivo hasta la reproducción de la violencia. Al haber vivido en un entorno violento, reproducirán esa violencia ya sea de forma activa o pasiva.
AGRESORES
El feminicida íntimo es inseguro, busca estabilidad emocional y una pareja que no le demande gran compromiso o responsabilidad. Padece de alteraciones mentales muy marcadas como la celotipia (celos irracionales de la pareja o de otro miembro de la familia). En el caso de una pareja, el celoso tiene la certeza de que ella le es infiel por eso la hostiga y la controla.
Estas personas pueden volver a relacionarse con otras mujeres que tengan las mismas características de su anterior víctima y repetir su delito. Por eso es necesario someter a los feminicidas a evaluaciones de grado de peligrosidad criminal, para detectar la posibilidad de reincidencia futura, pues algunos feminicidas son seriales.
En el feminicidio no íntimo, el criminal es un feminicida efectivo, porque no ha habido un proceso de violencia anterior contra su víctima, su móvil es la violación sexual, pero tiene rasgos psicopáticos de personalidad. Ellos sí planifican matar en caso de rechazo y su grado de peligrosidad criminal es mayor que el de un feminicida íntimo, porque no se conoce su identidad ni su bagaje delincuencial.
En el 30 por ciento de los feminicidios, los autores se quitan la vida porque su participación en el delito es evidente, no podrán afrontar las consecuencias y sienten culpabilidad.
PREVENCIÓN
Al notar cualquier tipo de violencia, debemos seguir una serie de pasos para detectar y detener a tiempo la situación. En cualquier momento puede ocurrir y todas las mujeres estamos expuestas, por lo que debemos estar atentas y actuar a tiempo.
Las mujeres debemos estar muy atentas a cualquier indicio de maltrato por parte de nuestra pareja o de cualquier persona. Desde que somos pequeñas, la sociedad siempre nos ha inculcado que debemos evitar la violencia contra la mujer y denunciar cualquier hecho que nos dañe sin ocultar la situación.
Para muchas mujeres que viven una situación de violencia, es realmente difícil afrontarla, y por eso muchas veces prefieren soportarla, pensando que en algún momento se detendrá o no ocurrirá más. Lo que debemos saber es que la pareja o la persona que inicia algún tipo de violencia, ya sea física o verbal, seguramente no se detendrá.
Identificar el acto de violencia.
No se debe ver como normales los actos de violencia.
Buscar apoyo familiar en casos de sufrir violencia.
Ser fuerte y tomar la decisión de liberarse del violento.
Buscar ayuda psicológica para superar esa situación.
Investigar todo acerca del maltrato contra la mujer.
Denunciar a tiempo todo tipo de violencia.
Ante cualquier situación que pueda afectarnos o hacernos daño, lo más importante es tener la determinación de salir de esa situación. Cualquier persona puede estar expuesta a sufrir algún tipo de violencia, estar informadas e investigar es vital para detener cualquier situación. Evitar la violencia contra la mujer sí es posible ya que hoy en día vemos más casos lamentables, pero también hay violencia hacia los varones en menos porcentaje.
Es pertinente proponer la intervención interdisciplinaria en las investigaciones científicas en Bolivia sobre la violencia feminicida, para garantizar que tanto los estudiosos como los informantes tengan herramientas para reflexionar y un manejo emocional adecuado de sus propias experiencias. Hacer uso de herramientas de investigación-acción, como un instrumento político, puede contribuir a mejorar los procesos de impartición de justicia y a obtener mejores resultados.
Yackieline Rodríguez, psicóloga
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