Los hechos que dieron lugar a la renuncia del ex–presidente Evo Morales y las experiencias recogidas en todo el país para consolidar las libertades recuperadas, han dado lugar a que surja en toda la población la necesidad de unir a la familia boliviana. Y, en muchos casos, se ha depuesto posiciones antagónicas, diferencias de toda índole y ha surgido en la conciencia de la comunidad la necesidad de consolidar la unidad en pos de conseguir los objetivos precisos para emprender el camino del desarrollo armónico y sostenido.
Desde que triunfó el movimiento que dio lugar al alejamiento del anterior gobierno, los intentos para unificar propósitos, criterios, ideas e intenciones se han hecho generales y se ha tomado conciencia de que las libertades conseguidas deben consolidarse con la unidad, logrando la integración de todo el país.
Sin embargo de existir un firme propósito de defender la democracia y la institucionalidad, los anuncios de posiciones radicales asumidas por el partido que estuvo en el poder casi 14 años, en sentido de enfrentar permanentemente a los ciudadanos del país, y las incitaciones de Morales y sus acólitos con miras a recuperar el poder perdido, amenazando inclusive con formar milicias armadas, han despertado reacciones en la comunidad nacional. Por una parte, de partidarios del masismo que tuvieron ventajas y hasta lograron enriquecimientos y que querrían el retorno de su caudillo; y, por otra parte, de los que no conciben un retorno masista que sería funesto para el país, dadas las experiencias sufridas en catorce años.
Felizmente, hay que convenir en que muchos de los militantes del MAS se han convencido de los graves errores cometidos y no pocos de ellos han renunciado o militan aún, pero en un sector adverso al que estuvo en el poder hasta el último día. Lo importante para el pueblo es que hay convencimiento de lo mal que se hizo, de las conductas nada honestas y de las acciones que han llevado a enriquecimientos ilícitos a sus caudillos y militantes que por intereses creados los seguían y se mostraron partidarios acérrimos de las situaciones anómalas que han imperado, beneficiando a una parte de una militancia que hoy seguramente tiene la oportunidad de comprobar los inmensos daños que fueron hechos al país.
Ahora lo que corresponde es que los acuerdos que sean tomados sean sobre la base de propósitos firmes, por mantener la unidad no solamente en relación con los intereses generales, sino la necesidad de que todos cumplan honesta y responsablemente la parte que les corresponde, para hacer que la unidad sea consolidada por el amor que se tenga al bien común y a las causas generales del país, que siempre espera actitudes correctas para consolidar la democracia y las libertades que tienen que ser definitivas.
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