Se puede decir que se trata de un problema crónico y tormentoso que afecta a nuestra gente en cualquier punto del territorio nacional, y concretamente en La Paz. Nadie, ninguna autoridad, ha podido dar una correspondiente solución a tan recurrente situación anómala que deviene de hace tiempo, y de un modo u otro origina descalabros en los hogares y las mismas instituciones donde, en cada gestión, tienen sus puertas atestadas de padres y madres de familia, abuelos, incluso niños, pugnando por una ficha o “cupo” para alguno de los hijos, con el fin de lograr su matriculación en escuelas fiscales o la admisión en los entes de formación castrense, cuarteles militares, y otras entidades.
Me refiero a las “colas” o filas que vienen a constituir una peculiaridad propia de estos lares, y se convierten en angustiante desazón. Ante ello nadie hace gran cosa para erradicar tan lastimera realidad: gente que duerme en las aceras de los nosocomios, establecimientos escolares, u otros con el objetivo de acceder a la atención de un galeno, o que los encargados inscriban a los infantes en el ente escolar. Existen diversos factores que tercian en estas situaciones, entre ellos que los padres generalmente quieren inscribir a sus vástagos en escuelas o colegios del centro capitalino, “porque son de mayor prestigio, enseñan bien y mejor que en otros”, dicen, desdeñando al que tienen en su barrio de La Paz o El Alto.
En el campo médico, resulta que los centros de salud no abastecen para todos por la falta de adecuada infraestructura hospitalaria, sumándose a ello que en los últimos tiempos se ha implementado el “SUS”. En ambos casos ¿no se puede realizar reuniones, seminarios, etc., entre las partes interesadas, con la finalidad de encontrar soluciones concretas y reales? Pues no se trata de que sólo una autoridad imponga sus criterios, como lo hacían ex ministros de educación que, a su gusto y arbitrio, determinaban sorteos, a más de una serie de medidas alegando “así nunca más habrá colas”, lo que nunca fue la solución o salida a ese conflicto.
Nuestras carencias y necesidades están ante las narices de todos y bien se puede añadir que éstas “suben por el ascensor”, mientras las soluciones que son proyectadas “suben por las gradas”, además de que permanentemente serán insuficientes. No deja de ser algo de siempre, mucho peor cuando la temática nunca ha sido encarada con la seriedad y precisión que requiere, y entretanto ingentes caudales públicos son destinados a distintos rubros, en la mayor parte a casos no necesarios y/o prioritarios.
Algunos sobre el particular que “la burocracia insensible y satisfecha nunca le achuntó a nada, y sólo dio paso a enunciados demagógicos, lo que debe cambiar en la actualidad”. Por cierto que no se trata de que solamente la “izquierda” es la que escucha esos clamores, y la “derecha” no. No está demás señalar que nuestra gente, el pueblo, ya no da pábulo a esas posiciones ideológico-partidarias y, por el contrario, únicamente está aguardando que sus necesidades y exigencias sean atendidas debidamente, sin poses mesiánicas, engaños, mentiras, ilusiones, u ofreciendo el oro y el moro, y hasta el cielo y la tierra, que es lo que usualmente tiene bajo la manga la denominada “clase política”.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |