Abraham Coaquira Huancollo
II
La actividad turística es una industria económica democrática e integral porque confluye varios actores, como empresas (operadoras, hoteles, transportes, aviación), profesionales independientes (guías, interpretes, choferes, artesanos, lancheros), vendedores (tiendas de artesanías, de productos, puestos, refresqueros) y otros involucrados de la sociedad indirectamente: lo que conllevó a que los hoteles tuvieran que anular las reservas ya confirmadas en las fechas y fechas posteriores. En ese tiempo paró la contratación de nuevo personal y algunos hasta desvincularon a los trabajadores que aún no estaban asegurados. En cadena los demás actores involucrados tuvieron que parar, afectando sus economías.
Cabe mencionar que otros emprendimientos turísticos que iniciaban su actividad fueron mayormente afectados, sin poder despegar sus actividades y además cargando una deuda tributaria. El crecimiento sostenible anual de la cantidad de los turistas y la relativa garantía de tránsito son factores que impulsaban a aventurar y fortalecer con más emprendimientos de planta turística la estructura del turismo nacional. Es en cuanto puedo testificar estando en el medio.
Es evidente el daño a la imagen turística del país, esa que costó lograr con pocos recursos y ciertos desaciertos, pero con mucho esfuerzo en trabajo de las entidades gubernamentales en el ámbito nacional como internacional. Esa imagen también era alimentada en mayor proporción por los agentes de turismo de operadoras en las ferias nacionales e internacionales, con el afable trabajo en conjunto de la mescolanza de la estructura turística nacional y el impacto visual de los invaluables destinos turísticos paisajísticos, nativos y esencialmente culturales de nuestro país.
Estas dificultades sociales han expuesto la deuda del Estado en cuanto a políticas turísticas de seguridad, contingencia, acuerdos con las organizaciones sociales, concienciación de la importancia para la macro y microeconomía y las políticas tributarias de turismo que dinamicen con mayor fluidez la actividad turística y el impulso con mayores facilidades a los nuevos emprendimientos.
Además, los gobiernos intermedios carecen de creatividad en cuanto a organización, gestión y administración de circuitos turísticos, consolidación de nuevos destinos turísticos, accesos alternativos estratégicos, garantía de confort en el viaje (asfaltos, adoquines y ripios) para esquivar posibles bloqueos y el impulso de coalicionar otras actividades económicas, culturales, tradicionales y folclóricas a la actividad turística; debería asumir el liderazgo de la logística del movimiento turístico y no así solamente el control y coacción fiscal y prohibición a los entes turísticos y no ser ajeno a los problemas sociales que paralizan la actividad turística.
En conclusión, el país queda totalmente perjudicado por los últimos acontecimientos sociales y las amenazas que aún persisten contra el libre tránsito, la paz social y el desestabilizar la economía del país. Es importante que el gobierno nacional comprenda la real dimensión de la actividad y asuma el compromiso de su protección, en el sentido de que si las operadoras de turismo pierden el mercado europeo y la asiática, por la falta de políticas de respuesta contra nuestros problemas sociales que no son desconocidas, se habrá concluido con la destrucción del trabajo de los últimos tiempos, cuando la actividad turística no era una actividad principal en los datos económicos del país.
Es evidente que el turismo ha crecido en los últimos años gracias a la relativa calma en el país y hoy es necesario aprender a conllevar la actividad con las situaciones sociales que se avecinan: tenemos mucho por trabajar, dialogar y aprender.
El autor es Licenciado en Turismo.
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