América Latina
> Cuando China estaba hambrienta por materias primas y Latinoamérica estuvo de fiesta, pero fue una década perdida
Luego de una década económica de bonanza perdida, los analistas afirman que los productores se encaminan a desarrollar alternativas para el crecimiento económico en Latinoamérica, en medio de un panorama de estancamiento, desaceleración global, protestas y altos niveles de incertidumbre.
El “boom de los commodities”, como se le dice a las materias primas, generó una fuerte demanda por esos productos que le permitió a muchos países de la región abultar las arcas fiscales, una bonanza que apuntaló el crecimiento desde principios de los 2000 hasta alrededor de 2013.
Este “superciclo” fue testigo de cómo los barcos cargaban gigantescos contenedores con alimentos, petróleo y otros minerales para abastecer a las economías emergentes, pero cuando bajó su demanda, las consecuencias comenzaron a sentirse: menor crecimiento económico en la región y mayor pobreza.
A ese telón de fondo se sumaron en 2019 la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la desaceleración de la economía global, en medio de una ola de protestas que recorrió varios países de la región.
Tan duro fue el panorama el año pasado que los economistas prevén un crecimiento nulo en Latinoamérica (o muy cercano al 0 %), según las investigaciones de organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
Al menos, para 2020 las proyecciones apuntan hacia una mejoría. Aunque, en ningún caso, a una recuperación al nivel de la época dorada del “boom de los commodities”.
Si los expertos no ven en el horizonte la llegada de una nueva explosión en la demanda por materias primas, ¿cómo puede Latinoamérica recuperar su ritmo de crecimiento?​
¿Qué puede hacer la región?
“Desafortunadamente no existe una ‘bala de plata’ (solución mágica) para resolver los problemas de Latinoamérica”, afirma Abhijit Surya, analista para América Latina del centro de investigación The Economist Intelligence Unit.
Sin embargo, hay ciertas políticas, explica, que podrían ayudar a la región a crear un ruta de crecimiento sostenible.
“Cualquier política tendrá que tener en cuenta el contexto socioeconómico en el que se va a implementar”, apunta.
Entre las medidas que podrían ayudar a mejorar el escenario, según Surya, hay al menos cuatro que son fundamentales. La primera es reformar las instituciones para crear un clima de mayor estabilidad.
Lo segundo, es llevar a la práctica algo que se ha repetido hasta el cansancio: diversificar la economía para evitar la dependencia de algunos productos básicos y, al mismo tiempo, agregar valor a esos bienes.
El tercer camino que plantea Surya es invertir en capital humano, que en la práctica significa mejorar la calidad de la educación. “La mano de obra calificada es esencial”, apunta.
Por último, el economista recomienda “una política fiscal prudente para tener reservas fiscales cuando llegan las recesiones, de lo contrario, estarán sujetos a ciclos perpetuos de auge y caída”.
Según esta hoja de ruta, los países deberían priorizar la inversión en infraestructura y el desarrollo de sectores como las finanzas y la tecnología, sin dejar de lado las políticas para enfrentar el cambio climático.
“Estamos en una década perdida desde que se acabó el boom de los commodities”, dice Alberto Ramos, director general para América Latina del banco de inversión y servicios financieros Goldman Sachs, en conversación con BBC Mundo. “El crecimiento en los últimos siete años ha sido muy bajo”.
“Por eso hay tanto descontento en la región. Las sociedades se están cansando porque no han visto progreso económico o social en los últimos años”, argumenta Ramos.
Es por esa razón, agrega, que las autoridades tienen que encontrar la manera de aumentar la eficiencia de sus economías.
“La clave es atraer más inversiones y tener mercados más flexibles”, apunta el economista al señalar que el riesgo es que frente a la presión popular, los gobiernos entreguen una respuesta populista de corto plazo.
Según Ramón Casilda, economista y sociólogo que ha estudiado la región, América Latina requiere construir grandes proyectos de infraestructura atrayendo fondos de inversión. “El problema es que no hay estabilidad, ni seguridad jurídica en Latinoamérica. Y sin esas condiciones, las grandes inversiones no se van a producir”.
América Latina necesita esas grandes inversiones en infraestructura, agrega, para vencer la dependencia de las materias primas, además de aumentar su productividad.
“Lo que inunda ahora la región es la pasión. La economía tiene actualmente muy poco margen. Esta es la hora de la política en América Latina”. “El tejido social se vuelve muy inflamable”.
Según Juan Carlos Moreno-Brid, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), Latinoamérica tendría que haber apostado antes por aumentar la infraestructura, la inversión, la innovación.
“No podemos esperar a que China nos rescate. América Latina tendría que hacer una reforma fiscal importante, aumentando los ingresos, pero sin recortar el gasto”, dijo.
Moreno-Brid argumenta que en la región hay una “desigualdad brutal”, pero que existe un malestar ciudadano que va más allá de la desigualdad.
Hay un alejamiento entre los gobiernos y los gobernados. Una crisis de los partidos políticos. Llevamos muchos años con poca movilidad social y eso es un caldo de cultivo muy pesado. “El tejido social se vuelve muy inflamable”, agregó.
El problema con el “boom de los commodities”, argumenta Abhijit Surya del Economist Intelligence Unit, es que “dio brevemente a las economías un poco de esperanza, pero no formó la base para una mejora sostenida a largo plazo”.
Si los países permanecen en una suerte de estancamiento, la región “seguirá siendo un caldo de cultivo para la inestabilidad política y económica”. Si no reacciona a tiempo, Latinoamérica podría quedarse atrapada en la “trampa de los países de ingreso medio”, apunta Surya.
SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA
Latinoamérica terminará entre el 2019 y 2020 con el menor crecimiento económico en las últimas siete décadas, con un crecimiento de apenas 0.1% este año y de 1.3% para el año que comenzó este miércoles, según el Balance Preliminar para la región de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dado a conocer en su último informe.
En esta coyuntura, la encuesta de Ipsos destaca que Uruguay (76%) es el país mejor calificado económicamente en la región, en comparación los países que tienen la peor expectativa de mejora en los próximos 12 meses, entre los que se encuentran Bolivia, Argentina y Venezuela.
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