La muerta de la gran estrella del baloncesto, equiparable a Jordan, deja un gran legado de esfuerzo y trabajo.
La muerte, y más aún si es tan prematura como ha sido la de Kobe Bryant (41 años y 156 días), confiere una nueva perspectiva sobre la dimensión de toda una vida. Y en especial si se trata de una estrella de la NBA, una leyenda del baloncesto, uno de los primeros astros del deporte globalizado, tan conocido en China, Australia o España como en Estados Unidos.
El destino ha querido que la tragedia sucediese un día después de que LeBron James lo superase en la tercera plaza de la clasificación de máximos anotadores. Un detalle accesorio, incluso prescindible, pero revelador de la grandeza del hombre al que apodaron como La Mamba y que tan acertadamente definió Jeanie Buss, la propietaria de Los Lakers. “Gracias por tu mentalidad, por tu capacidad de trabajo, por actuar sin miedo a nada, por elevar el nivel de tus compañeros y de toda la Liga. Te pedimos lucha y nos diste tu corazón y nos mostraste cómo ganar. Vaya si dejaste huella. Tu legado va más allá del baloncesto. Nunca más Los Lakers vestirán ni el 8 ni el 24 porque quedan retirados”, le dijo el 19 de diciembre de 2017, el día que retiraron no una sino las dos camisetas que vistió en el equipo en el que jugó durante toda su carrera, desde 1996 hasta 2016. Se había retirado el 13 de abril de 2016, con 37 años, en un partido memorable ante Utah en el que anotó 60 puntos. Era capaz de eso y de mucho más, como la vez que metió 81 puntos en un partido ante Toronto, en 2006. Nada comparado con la auténtica raíz de su pasión por el baloncesto, la competitividad elevada a la enésima potencia. Era obsesivo. Para él no había nada imposible. Ni siquiera se cortaba ante un mito del deporte como Michael Jordan. Así relató su primer duelo con el legendario astro de los Chicago Bulls. En un podcast con el entrenador de la Universidad de Connecticut, Geno Aurienmma, relató la forma en que afrontó su primer duelo con Michael Jordan: “Estaba pensando en mi interior: ‘No me importa. Voy a destruir a este tipo. No me importa si tengo 18 años, quiero sangre’. Y lo primero que hizo fue coger la pelota en la esquina, una pequeña finta y se me escabulló por la línea de fondo. Me dejó hechizado. Recuerdo que me reí solo en toda la cancha. He visto ese movimiento miles de veces y no puedo creerlo. Y después de eso, me dije: ‘OK, vamos a trabajar’. Cada vez que me enfrentaba a él, era un reto para mí, cómo iba a responder a sus movimientos”. kobe no llegó a conquistar los seis anillos de Michael Jordan, pero concluyó su carrera con una cosecha envidiable: cinco anillos, tercer máximo anotador de la historia —solo superado por Abdul Jabbar, Karl Malone, y ahora LeBron James—, 18 veces All Star, dos veces MVP de las finales y una vez MVP de la temporada, en 2007-2008. Todo, siempre con Los Lakers. Y con la selección de Estados Unidos, dos medallas de oro, la de los Juegos de 2008 en Pekín y de 2012 en Londres, en las que fue el alma del equipo que se redimió de su fracaso de 2004 en Atenas.
EL DATO
41 años tiene el astro del baloncesto, quien pasa a ser contemplado como una de las grandes leyendas de este deporte, al nivel de Michael Jordan.
MURIÓ CON SU HIJA EN UN ACCIDENTE AÈREO
La leyenda de baloncesto Kobe Bryant ha muerto este domingo a los 41 años en un accidente de helicóptero. El ídolo de los Lakers de Los Ángeles, que se retiró en 2016, viajaba en un helicóptero privado con otras ocho personas. Bryant estaba casado y tenía cuatro hijos. Una de las hijas de Bryant, Gianna Maria Onore, de 13 años, es otra de las nueve víctimas mortales. Las identidades de Bryant y su hija fueron confirmadas por miembros de los equipos de emergencia y por la propia liga NBA. El sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, se negó a confirmar las identidades en rueda de prensa hasta que hayan sido identificados oficialmente por el forense. Kobe Bryant era una de las mayores estrellas del deporte que ha dado Los Ángeles y Estados Unidos. Su muerte repentina y trágica tuvo un impacto global que se tradujo en reacciones de admiradores en todo el mundo. El accidente se produjo en una colina en la zona de Calabasas, una localidad de alto poder adquisitivo del noroeste de Los Ángeles, cerca del número 4200 de las Virgenes Road. El aparato era un Sikorski S-76 de 1991. No hubo supervivientes, según informó la policía.
EL PAÍS
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