Un discurso muy positivo y, luego, una decisión negativa

La presidenta de la República, Jeanine Áñez Chávez, el día 22, aniversario del “Estado Plurinacional”, ha emitido un mensaje-informe al país sobre todo lo hecho en 71 días de su gobierno; un mensaje que ha demostrado serenidad, altura, inteligencia, vocación de servicio y conciencia de país. Se trata de un mensaje que, como pocos en la historia de los últimos cincuenta años, ha mostrado realidades al expresar la verdad sobre todo lo acontecido desde el día 12 de noviembre, día de su ascensión al poder, y ha sido oportunidad también para fustigar al anterior gobierno por 14 años de gobierno totalitario que ha vulnerado la Constitución y las leyes al haber protagonizado el fraude más grande de la historia electoral del país, fraude que pretendía eternizar en el poder a quien, en casi tres quinquenios, manejó arbitraria, festinatoria y dictatorialmente al país y pretendía eternizarse en el poder al haber promovido una cuarta reelección.

La presidenta Áñez ha demostrado sindéresis, coraje y valentía al señalar los graves yerros del anterior gobierno y ha prometido cumplir con los mandatos de la Constitución hasta el último día que le corresponda gobernar. Aspectos concretos de su mensaje muestran hasta qué punto han cambiado las condiciones y formas de gobierno en relación con el anterior cuyas características eran la mentira, el engaño, la corrupción, el apoyo y dependencia solamente a lo que significaba su partido, el MAS, que buscó, en toda forma, cada día más poder y la implantación de sistemas que permitan al gobierno cercar las ciudades del país, imponer el terrorismo y condenar al hambre a la población con tal de imponer su voluntad y su decisión de no acatar la Constitución y las leyes.

Ha sido clara y responsable al decir: “Llegué al poder siguiendo estrictamente el procedimiento constitucional. Nuestro norte ha sido derrotar la violencia sin usar violencia”.

Fue categórica al señalar hechos de corrupción que son una forma de terrorismo: “En la crisis más grande que vivió Bolivia en su era democrática se produjeron actos que sólo pueden calificarse de terrorismo. Así fue, por ejemplo, la instructiva para cercar las ciudades con el objetivo de matar de hambre a sus habitantes o cortarles el agua, o el llamado a organizar milicias armadas para acabar con quienes no piensen igual”. Cuestionó la gestión anterior: “Nos mintieron durante 14 años sobre el estado real de la economía, de las reservas de gas y de la producción de los recursos naturales. Nos entregaron un país con seis años continuos de déficit fiscal y cinco años déficit comercial. Bolivia tuvo en estos 14 años cinco veces más ingresos, pero los bolivianos no tenemos cinco veces mejor salud ni mejor educación ni mejores empleos”. Mayor puntualidad tuvo en señalar los “centenares casos de corrupción sin ninguna responsabilidad, como el del Fondo indígena, la construcción de la plantas de urea y amoníaco en Bulo Bulo o la administración de la estatal Entel”. Enfáticamente dijo: “Hemos actuado para destapar las ollas de corrupción del gobierno pasado y lo que hemos descubierto, es lamentable el abuso de poder para usar recursos públicos para uso de un partido político y financiamiento con dinero boliviano a partidos extranjeros entre otras cosas. Eso es realmente bochornoso”.

Hizo referencia a lo positivo hecho en 71 días de su gobierno como es el caso del aumento del presupuesto de Salud que consignará el 10% del Presupuesto Nacional; la reducción de tarifas eléctricas. Dijo que ha instruido aplicar mano dura contra el narcotráfico y el narcoterrorismo, sin “ceder espacios ni retroceder en ese campo”. Igualmente, reivindicó el importante papel que juegan y deben cumplir las Fuerzas Armadas y la Policía. Hizo referencia a la conformación del Tribunal Supremo Electoral con miras a las elecciones del 3 de mayo para el logro de “elecciones limpias, dignas y confiables” porque se “podrá elegir sin miedos ni temores”. Finalmente, garantizó la continuidad de “todos los proyectos comprometidos siempre en el marco de la ley”.

“Mi objetivo era lograr la paz social, y ello fue posible gracias al pueblo en cuyas acciones tuvo acción especial la juventud; para todos mi mayor gratitud”. En concreto, fue un mensaje claro, digno y con gran altura que convenció a todos porque mostró realidades vividas en 14 años. Lo más importante es que no tuvo frases contrarias a las consideraciones y respetos que se debe tener por el país. La Presidenta, pues, actuó conforme esperaba el pueblo, sin aspavientos ni poses demagógicas y populistas; pero...

Lamentablemente, dos días después, cuando el pueblo estaba convencido de su imparcialidad total para llevar el proceso de elecciones, anunció su candidatura seguramente convencida por áulicos que nunca faltan y por un entorno que, con seguridad, la mostró “como la mejor y única para ocupar la Presidencia”. Lo cierto es que esta candidatura distorsiona el panorama político y crea dudas y confusión; dispersará mucho más el voto y la Sra. Añez, de ser Primera Mandataria pasará a la simple condición de ciudadana, con un recuerdo en que en el proceso electoral no ganará como seguramente le aseguran porque el MAS, con este anuncio posiblemente se siente fortalecido y atento a las incitaciones de su caudillo-jefe que hará “hasta lo imposible para retomar el poder pese a quien pese”, según declaración de sus dirigentes. La Sra. Presidenta ha dado, pues, un paso que no debía y es de esperar que medite y piense en las consecuencias de lo que podría ocurrir con la dispersión del voto que los demás candidatos, por soberbia y petulancia, no quieren apoyar una sola candidatura eligiendo al mejor candidato que seguramente lo hay entre los que piensan intervenir. La Presidenta merece respeto y consideraciones que sería preciso conservar hasta que ella entregue el poder a quien sea elegido el Día de la Patria, 6 de agosto.