La mala administración de bienes nacionales y estatales por parte del gobierno del MAS, el partido político del ex presidente Evo Morales, sobrepasó todos los niveles de ineficiencia e irresponsabilidad que dieron origen a una desenfrenada corrupción y derroche de dinero de propiedad del pueblo boliviano.
No es una afirmación genérica que nada confirma, sino es concreta, que revela hasta qué extremo llegó la pésima administración económica del país durante el gobierno destituido por un levantamiento popular hace tres meses.
Algunos ejemplos permiten constatar hasta qué extremo se manejó en forma irresponsable no solo los bienes del Estado, sino también los de la Nación, delitos que deben ser aclarados no solo por denuncias de prensa, sino porque las autoridades respectivas deben realizar un Juicio de responsabilidades a los culpables. Más aún cuando el gobierno actual promulgó una ley por la cual se prorroga la gestión en el poder del gobierno, caducado el 22 de enero pasado, no solo para llenar un vacío de poder sino para conocer cuáles fueron las causas que determinaron los resultados por la lamentable utilización de bienes nacionales y estatales.
Entre las decenas de actos de ineficiencia se cita el contrato por 400 millones de dólares para un tren metropolitano en Cochabamba, licitado en 18 días, mientras la licitación para la compra de una docena de lápices dura hasta 90 días, según el Ministro de Obras Públicas. Otro caso preocupante es por qué YPFB vendía urea a Cuba con precios bajos, mientras Bulo Bulo acumulaba en sus depósitos grandes cantidades del producto que no se podía vender, lo que determinó que al presente se paralice el funcionamiento de esa planta que costó más de mil millones de dólares.
Otro caso que inquieta es por qué cayó el nivel de las reservas internacionales de 15 mil a 7 mil millones de dólares, tema que está en la oscuridad, en la misma forma que la subida de la deuda pública internacional que el año 2005 llegaba solo a 4.942 millones de dólares y bajó a 2.208 millones de dólares, cantidad que se incrementó el año 2019 a 11.079 millones de dólares. El actual Ministro de Economía afirmó al respecto que el gobierno de Evo Morales cubría el déficit fiscal con deuda interna y externa y que no era necesario que ese endeudamiento llegue a ese nivel porque el PIB creció cinco veces y el gobierno disponía de liquidez para ejecutar proyectos.
Los dispendios del desgobierno de Morales llegaron al absurdo del derroche, como con el edificio de Unasur en Cochabamba, hoy abandonado, que costó varios millones de dólares o el caso de los coliseos para 30 mil personas en pueblos que no tenían ni 10 mil habitantes. En esa política de irresponsabilidad está el caso del Fondo Indígena, donde desaparecieron millones de dólares y se prestó dinero, como en el caso risible de un senador del MAS, Jorge Choque Salomé, que inventó un pueblo y obtuvo un préstamo de seis millones de bolivianos para “proyectos fantasmas”, crédito del que son responsables los ex ministros Luis Arce Catacora y Ramón Quintana. A ese extremo llegó la festinatoria política económica del gobierno del MAS de Evo Morales. ¡Más claro, agua!
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