¿Conseguimos la democracia que buscábamos?

El MNR que postuló a Virginio Lema en la anterior elección, que negoció con Camacho, termina apoyando a Tuto Quiroga. La UCS que postuló a Víctor Hugo Cárdenas, ahora está con Camacho – Pumari. Sol.bo que apuntaló a Mesa, dos meses después es más Añesista que los Demócratas. ¿Tengo que seguir?

Los masistas dirán que no hay democracia, que hubo un golpe de Estado de la extrema derecha, claro hubo y hay un durísimo golpe, no contra Evo Morales, un golpe del viejo régimen expresado en intereses partidarios contra nuestras aspiraciones libertarias y de respeto a los derechos.

No por sus palabras sino por sus hechos, tuvimos que combatir la política neoliberal del MAS-IPSP: Que desoyó y despreció a Potosí, a Achacachi y a los Yungas de La Paz, encarceló y persiguió a sus dirigentes; reprimió a los discapacitados, quienes arrastrándose por el piso suplicaban que los millonarios fondos destinados a propaganda sean utilizados para una renta básica. Asesinando mineros cooperativistas e incluso sacrificando a un Viceministro para victimizarse, matando también a Jhonatan Quispe Vila de la UPEA, dejando por meses el conflicto médico por construcción de infraestructura hospitalaria, más ítems y la incorporación a la Ley General del Trabajo.

Por su parte, el magisterio exigía derogar la retrógrada educación ritualista y mejores condiciones de existencia; a ello se sumó la demanda de dignidad y mejores condiciones de ingresos de la tropa policial y los suboficiales de las fuerzas armadas; finalmente el movimiento universitario junto a otros sectores pidieron a gritos que paren la quema demencial de la Chiquitania y la selva.

Los hechos descritos y muchos más revelaron la total insensibilidad del MAS-IPSP frente a los problemas de los más pobres, demostrando que para ellos la vida de los bolivianos nada vale, hecho confirmado en las órdenes que dieron, para dejar sin alimento a la población y conformar milicias armadas.

Por eso todos comprendimos que debíamos unificarnos para derrotar al poderoso enemigo, dueño de todos los poderes del Estado y de dirigencias sindicales y sociales. En medio de la extrema debilidad organizativa, logramos articularnos sin apenas conocernos y decidimos todos luchar por verdadera democracia, es decir, por las libertades democráticas, por una verdadera representación, por el respeto a nuestras decisiones y derechos.

Luego de enfrentarnos, hasta con derramamiento de sangre, entre bolivianos, por la pugna entre los que querían trepar al poder y los que pretendían perpetuarse en el mismo, ahora ambos bandos se ponen de acuerdo para conducirnos a la vieja trampa electoral, remiendan sus siglas, trafican con ellas y buscan satisfacer sus apetitos de poder por intereses inconfesables, nada menos que a costa del protagonismo de los jóvenes, de las mujeres y de todos los bolivianos que contribuimos a echar del poder al innombrable.

Por supuesto, los viejos politiqueros (que también cometieron atropellos y crímenes en las anteriores gestiones de gobierno) no tienen un programa claro y menos principios, pero eso sí, quieren volver al poder para continuar sus fechorías, con la venia de nuestro voto. Los candidatos más jóvenes y la mujer, utilizando su condición como lo hizo el innombrable con lo indígena, pretenden engatusarnos diciéndonos que son diferentes, pero utilizan las mismas mañas y transas de los de siempre, ¿de qué sirve ser joven o mujer si no se cumple la palabra y sólo se pretende trepar a la silla para hacer más de lo mismo?

En calles, rotondas y barrios, los bolivianos no luchamos sólo por democracia, sino más importante, hicimos verdadera democracia. Asimismo cuando El Alto y las provincias decidieron frenar en seco la arremetida de la extrema derecha, también hicieron democracia reivindicando la nación originaria y la wiphala, utilizando los cabildos.

Unos y otros no pedimos permiso a los partidos políticos para ejercer poder y decisión, pero ahora nos han quitado todo esto, masistas y no masistas pretenden liquidar nuestra democracia, para volver a pisotear nuestros derechos y decisiones, restaurando la falsa representatividad partidaria que no solucionó nuestros problemas y más bien nos condujo al empobrecimiento, incitándonos a enfrentarnos entre bolivianos para que unos cuantos privilegiados de la burguesía y la oligarquía se enriquezcan gobernando a nuestro nombre.

No, señoras y señores, no acepto en absoluto esta falsa democracia. Exijo libertad, justicia, equidad, verdadera representación y soluciones ¿Acaso es mucho pedir?

Aunque parezca utópico e irreal, creo que es tiempo de acabar con nuestro secuestro y subordinación a esas tiendas de siglas que llaman partidos políticos.

Díganme loco o anárquico, pero quiero que los curules pertenezcan a las regiones y sectores sociales de forma directa y permanente, sin la mediación de los partidos políticos; quiero candidatos uninominales independientes que efectivamente nos representen y rindan cuentas de sus actos ante nosotros los electores.

El autor es docente titular de la UMSA y ex rector de la UPEA.