Las epidemias no desaparecen sino que se transforman en virus más agresivos. Estamos pues amenazados de una nueva cepa de milicias, según órdenes del ex dictador. En el pasado siglo, entre 1952 y 1964, cantoneaban las milicias armadas de la llamada Revolución Nacional liderada por Víctor Paz Estenssoro. Por su parte, Nicolás Maduro –factotum político de Evo Morales- tiene a sus órdenes los “colectivos”, bandas de terroristas bien armadas e impunes, asesinas de cientos de luchadores por la democracia y la libertad de Venezuela.
Morales reedita su proyecto de 2011 de crear la “guardia plurinacional” o milicia armada, con un conjunto de organizaciones sociales y determinados suboficiales y sargentos de las Fuerzas Armadas, para “descolonizarlas”. Claro fruto de su paranoia que le llevó -entre otros aspectos- al cuidado de un nutrido cuerpo de seguridad, coches blindados y al recorrido de pocas cuadras en helicóptero. El plan disruptivo movimientista era protegerse de los militares y sustituirlos por milicianos, dotándolos del armamento del Ejército. Los fusiles Mauser y las Pistam (metralletas ligeras) entregados a las milicias mineras y campesinas todavía siembran la muerte en zonas rurales y son utilizadas por el terrorismo, como en los acontecimientos criminales de noviembre pasado.
Las milicias del MNR fueron el azote de las ciudades. Pasadas las 22 horas interferían a los caminantes para agredirlos o detenerlos sin motivo. Ejecutaban allanamientos nocturnos de domicilios pretextando búsqueda de armas y cometían una serie de tropelías. En La Paz era temerario transitar de noche por alrededores del estadio de Miraflores, por la calle Yungas, la Estación Central de entonces, etc. Estos hechos son desconocidos por las generaciones jóvenes y aun por la población madura de Bolivia, más la ocasión se brinda para traerlos a la memoria. Las milicias armadas del doble sexenio se anotan como uno de los peores errores de ese gobierno.
El MAS no necesita crear milicias porque ya cuenta con ellas en el Chapare: volaron el ducto de gas en Carrasco. Se puede decir que grupos irregulares de ese tipo intervinieron en la toma parcial del depósito hidrocarburífero de Senkata con el siniestro objetivo de provocar una explosión terrorífica. De hecho, los irregulares del Trópico cochabambino actúan a órdenes de los Secretarios de Milicias que, simultáneamente, fungen de Policía Sindical, cobrando mayor presencia a falta de la evadida Policía Nacional por la quema de sus recintos. Esta milicia ejerce justicia a su modo, viste uniforme distintivo, wiphala incluida, y cubre el rostro. Se encuentra armada aunque lo niegue.
Estas y otras características configuran al Chapare como un Estado aparte del Estado boliviano, donde rigen los usos y costumbres con añadidos caprichosos. Este hecho pone en riesgo la vigencia de los derechos humanos en la región. La Policía Sindical ejerce autoridad en 35 municipios del departamento de Cochabamba, aprovechando el no retorno de la institución policial. La realidad -difícil de entender en un estado soberano- es que los efectivos policiales destacados al Chapare, desde muchos años atrás, estaban subordinados a los dirigentes cocaleros para el cumplimiento de sus funciones, según revelación de los mismos oficiales del Verde Olivo.
Las imprecaciones del fugitivo quisieran aparecer como erupciones de un volcán activo, pero sólo reflejan el eclipse del político desesperado que llama a reproducir “las milicias del pueblo como en Venezuela”. Pero Vulcano no le arrienda llamaradas cáusticas y revolucionarias como quisiera ese volcán desfalleciente. Poco antes instruyó someter a cerco y al hambre a las poblaciones, al mejor estilo medieval. Este cuadro nos pinta un karma poseído de nostalgia y tan alejado de sensibilidad como de racionalidad en sus 14 años de gobierno.
Su obsesión de mando absoluto carece de objetivos de gobierno que no sean el sometimiento y el culto a la personalidad con inciensos de sus obsecuentes adoradores. Su pecado capital es, en fin de cuentas, haber fomentado el odio y la división, acción alentada por la diatriba de tipo originario aliada de la mentira y de invenciones discriminatorias malsanas.
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