Clepsidra
Ella soñó con ser la Cenicienta, aquella niña que perdió la zapatilla de cristal al bajar las escalinatas del palacio, y en el momento de encontrarla y volvérsela a calzar, se convertiría en la bella esposa del príncipe, y viviría feliz en la casa real hasta el último de sus días.
Algo parecido e inesperado sucedió en Bolivia; el pueblo, cansado de la tiranía del Ogro que reinaba allí, decidió expulsarlo y para celebrar ese feliz acontecimiento organizó un baile, haciendo saber a todos los habitantes de la región que en dicho ágape se elegiría a la persona que sustituiría al tirano.
La noticia llegó a los oídos de Jeanine y se puso muy contenta. Por unos instantes soñó con que sería ella, la futura ¡presidenta! Y, por esos avatares del destino, de pronto sucedió algo increíble; se le apareció un hada Madrina buena y poderosa, llegada de Disney World y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a Jeanine: Te ayudaré. De ¿verdad?, dijo Jeanine un poco incrédula, pero ¿cómo podrías ayudarme? no tengo ningún vestido bonito para ir al baile y ¡mis zapatos están todos rotos!
El hada madrina sacó su varita mágica y con ella tocó suavemente a Jeanine, y en el momento… ¡oh milagro!, un maravilloso vestido apareció en el cuerpo de ella, así como también unas preciosas zapatillas. Ahora ya puedes ir al baile de palacio, Jeanine, pero ten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a la medianoche volverá a ser los harapos que llevas ahora.
Hay algo más que debes saber, delante de la casa te espera un Mercedes Benz que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, ¡se transformará en un zapallo! Bien, dijo Jeanine, yo ya soy feliz con sólo poder ir al baile.
Cuando Jeanine llegó al palacio causó mucha impresión a todos los asistentes, nunca nadie había visto tanta beldad, ¡Jeanine estaba preciosa! El pueblo no tardó en darse cuenta de la presencia e inteligencia de esa joven tan bella. Se dirigieron hacia ella y le ofrecieron el gobierno transitorio, sólo para devolverles la paz y la tranquilidad perdidas, y celebrar unas elecciones donde se elija al presidente.
Jeanine dijo ¡sí, claro que sí! Y estuvieron bailando durante horas y horas. Entre Copa y copas, sus circunstanciales amigos la convencieron de que no precisaba ser sólo presidenta transitoria, ya que sus virtudes la consagrarían de hecho en la presidenta definitiva. Fue entonces cuando Jeanine olvidó por completo el compromiso contraído con el Hada Madrina, y a minutos de las 12 de la noche, su precioso vestido comenzó a convertirse en ropa sucia, ¡y el Mercedes Benz en un simple zapallo!
En Política no existen las casualidades o aquellas circunstancias que se suceden de forma inesperada, y que no se puede prever ni evitar, sin embargo suceden. Lo que ocurrió con Jeanine es el producto de una causalidad, que es todo lo opuesto a la casualidad, que es un principio clásico de la filosofía y la ciencia, que afirma que todo evento tiene una causa, como aquél que llevó a Jeanine y la entronizó en la presidencia de la República, lo demás son cuentos infantiles.
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