El serbio hizo una gran remontada para imponerse en cinco sets por 4-6, 6-4, 6-2, 3-6 y 4-6 y conquistar el Abierto de Australia. Vuelve a ser el number one.
El serbio Novak Djokovic ha ganado la final del Open de Australia al austriaco Dominic Thiem por 4-6, 6-4, 6-2, 3-6 y 4-6, después de remontar en los dos últimos sets en un encuentro de alta intensidad y emoción. Con este triunfo, Djokovic conquista su octava corona en Australia, donde ha ganado todas las finales que ha disputado, levanta su 17º grande (por los 20 de Roger Federer y los 19 de Rafa Nadal) y vuelve a ser el número uno del mundo, destronando a Nadal.
El serbio arrancó lanzado el encuentro aunque sufrió más de lo esperado para ganar el primer set. Thiem reaccionó a lo grande, se apuntó las dos mangas siguientes y puso contra las cuerdas al gran favorito. Djokovic demostró entonces por qué es el rey del Open de Australia. Recuperó su mejor tenis y doblegó a un espléndido Thiem, el verdugo de Nadal en el torneo.
Djokovic relanza así la carrera por ser el más grande de la historia. Con su 17º grande, se queda a dos de Nadal y a tres de Federer. Próxima estación, Roland Garros. ESFUERZO NOTABLE
En los momentos críticos, Djokovic se mantuvo más entero. Supo resistir al vendaval y cuando se veía privado del premio se reenganchó con la personalidad de los elegidos. Volvió a subrayar de esta forma la hegemonía del Big Three, ganador de 13 grandes consecutivos, y reafirmó la dominancia de los treintañeros. Con cinco majors a partir de esa barrera, igualó a Nadal, y con su octava corona en Australia reafirmó su monopolio en el primer Grand Slam de la temporada. Se convirtió, además, en el primer tenista masculino que logra grandes en tres décadas diferentes de la Era Abierta (1969). Anteriormente solo lo había conseguido el australiano Ken Rosewall en los 50, 60 y 70.
“POR KOBE Y POR AUSTRALIA”, DICE EL NÚMERO UNO
Debajo de una balconada, un nutrido grupo de seguidores serbios bailoteaban al ritmo de un acordeón y jaleaban el triunfo de su héroe, que se asomaba desde lo alto dándose golpecitos en el pecho y les devolvía el cariño, y luego departía ante las cámaras habiéndose liberado de toda la tensión acumulada en las dos últimas semanas. Hombre sensible y cercano, impecable en las distancias cortas, a Novak Djokovic le han afectado los incendios que han devastado el sureste de Australia y también la reciente muerte de su amigo Kobe Bryant. “En esta vida solo existe el presente”, puso por delante. “La vida son dos días y hay que vivirla al máximo. Quiero trasladar todo mi cariño a su familia, a todos los afectados por los terribles incendios y a toda la gente que de una manera u otra ha sufrido pérdidas. Los deportistas competimos al máximo para poder llegar a estos momentos, pero hay cosas en la vida mucho más importantes”, manifestó el de Belgrado, que estos días ha lucido en su sudadera verde un corazón, acompañado de las siglas KB, un 8 y un 24 en honor al baloncestista.
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