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Data de 1940

Un Ekeko rubio en Museo Costumbrista



El Museo Costumbrista es el nuevo hogar de un Ekeko rubio que data de 1940, llegó al Museo Costumbrista Juan de Vargas, el 18 de diciembre de 2019, descalzo y arropado por retazos de lana de oveja que aún cuidan su cuerpo de siete centímetros.

Es rubio y tiene los iris celestes, pero los más de 300 elementos que lo acompañan denotan su gusto ch’ukuta. La familia Menacho Mesa lo adquirió en 1940 y desde entonces mantiene su rostro pálido y triste que no enseña fisuras, así es el nuevo tesoro del repositorio municipal, un Ekeko que satiriza a los antiguos patrones europeos.

A pesar de su tamaño, su pelo dorado y ojos celestes son lo primero que impresiona cuando se lo ve. Su tez blanca también lo diferencia del resto de diosecillos que reposan en el museo ubicado al frente de la plaza Riosinho. Estos rasgos, para el artista y antropólogo Édgar Arandia, simbolizan una “sátira que ridiculiza a los patrones de la época”, algo muy tradicional en la primera mitad del siglo XX. De hecho, “las caretas de los ch’utas cumplen una función similar”.

El investigador de la Unidad de Patrimonio Cultural de la Alcaldía de La Paz, David Mendoza, detalló que durante muchos años se usó el tono amarillo para representar la riqueza del personaje de Alasita. De hecho, Mendoza tiene referencia de ekekos con dientes de oro que tenían el propósito de “representar no sólo bienes agrícolas, sino también económicos”.

Su pelo es rubio y acostumbra a ocultarlo con un chullu de lana blanco, que fue adquiriendo un tono amarillento y grisáceo por el paso de los años. Eventualmente, si la situación lo amerita, el personaje utiliza un sombrero borsalino pardo, que combina con sus bigotillos negros, para mostrarse más elegante.

A diferencia de sus compañeros, que tienen marcada una sonrisa de oreja a oreja, él es un poco más recatado. Siempre está con el ceño fruncido y con una mirada apenada que hace imaginar la vida complicada y llena de dificultades que tuvo el diosecillo.

 
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