El Gobierno de transición viene dando a conocer una serie de malos manejos y peculados cometidos durante los 14 años del gobierno que cesó. La proliferación alcanza un grado de corrupción saturado a todo nivel de la administración pública y descentralizada, suficiente para ubicar al país entre los más corruptos del mundo, como lo certificaron solventes instituciones internacionales. Estas condiciones han creado una plutocracia burocrática a costa de los intereses nacionales, responsabilidad que recae en primer lugar en Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera.
Todo este festín ha restado recursos económicos que bien invertidos se hubieran traducido en mejores condiciones de salud, educación, seguridad pública, etc., para el pueblo boliviano. En cambio se dio prioridad a obras dispersas de simple maquillaje y de aparente socorrismo hacia poblaciones menores.
Para empezar, vale la pena tocar algunos organismos del Estado manchados --como el resto-- por escandalosa corrupción e ineficiencia. El actual Ministro de la Presidencia ha puesto la mirada en la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE), con 7.000 proyectos desde su inicio el 2007, membretada “Bolivia cambia, Evo cumple”. Primero estuvo financiada por Nicolás Maduro con 100 millones de dólares, cargados al endeudamiento del país, programa que prosiguió a cargo del Tesoro Nacional. En enero, ese ministerio informó el inicio de la investigación de 2.000 proyectos, los cuales, de inicio, revelan mala ejecución y sin garantías, muchos aún inconclusos y todos adjudicados sin licitación y por simple invitación a los favoritos del régimen y sin supervisión alguna. Está señalado Juan Ramón Quintana por gran parte de este voluminoso paquete. Se espera conocer conclusiones acerca de los 2.000 primeros casos anunciados.
El Ministro de Obras Públicas y Vivienda, en primera instancia, reporta sobre Entel una pérdida de 1.700 millones de bolivianos solo en las primeras contrataciones auscultadas, de la larga gestión de Oscar Coca. La “eficiencia” de esta empresa empieza en que el 65% de los telecentros no operan, pero Entel pagó millonarios montos. Este negociado deja a zonas rurales sin el “sueño digital” comprometido. La proveedora de equipo técnico, Vihaan Networks, procedente de India, por invitación directa, recibió 12,5 millones de bolivianos pero incumple la provisión de equipo técnico.
Otro caso: Telxius se favoreció con las tarifas de internet de 27 dólares, mientras en el exterior no se paga más de 3.8 dólares. Semejante desproporción acusa una pérdida de 27 millones de dólares entre Entel y los usuarios. En la famosa “billetera móvil” dicha empresa invirtió 15 millones de bolivianos y solamente los gastos mensuales llegaban a 550 mil bolivianos. El ilícito lucro personal asume caracteres perversos contra el público en general. Más adelante seguiremos desnudando esta ilimitada corrupción.
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