Cómo va la crisis argentina

Si el gobierno argentino acoge a un Evo Morales por razones políticas de izquierda, y le da rienda suelta para que haga proselitismo desde fuera de la Bolivia que él vilipendió sistemáticamente sobre todo con la exportación de cocaína del Chapare donde incluso tuvo el tupé de hacer edificar una planta de urea para fertilizar sobre todo cocales, ¡qué ejemplo da el pueblo de Bolivia con su “rebelión de las pititas!” que, en Argentina en estos momentos, es difícil hilvanar aun cuando sea para levantar el ánimo de la gente que se desvive en una cruel dolarización ínformal… y un proyecto de Vaca Muerta que no encuentra asidero ni siquiera en la reunión reciente de los pudientes del mundo en Davos.

Luego de que los acreedores en último momento rechazan postergación y demandan pago el 4 de febrero, la provincia de Buenos Aires logra evitar el incumplimiento con la promesa de pagar $US.-277 millones de un bono de 2021. El gobernador provincial Axel Kicillof aclaró que la provincia recurriría a recursos recientemente obtenidos de un mercado local para pagar capital e intereses el 5 de febrero, fecha final de un período de gracia de 10 días. La provincia buscó postergar hasta el 1 de mayo un pago de $US.-250 millones con fecha original de vencimiento del 26 de enero, pero no se pudo, dijo Kicillof. Añadió que se buscaba un 75% de tolerancia pero solo se consiguió el 50% pese a nuestros repetidos y esperanzados pedidos.

Reuters dijo que el Papa Francisco había invitado al Vaticano a la Directora-Gerente del FMI, Kristalina Giorgieva, y al ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, para hablar de los pagos de la deuda externa, y que el 5 de febrero éste dijo que su país no podía seguir cumpliendo con los pagos de deuda porque eran insostenibles, y porque llevaban al país a una recesión aún mayor. Rechazó la vigencia del 9% de interés que Argentina tenía que pagar, recalcó su oposición a seguir con medidas de austeridad, y destacó la necesidad de acordar reglas más claras para el endeudamiento soberano de un país. “Este es un momento importante para que Argentina adopte políticas que estabilicen la economía, lleven a una reestructuración factible de la deuda, y que los más vulnerables no queden marginados,” acotó K. Giorgieva. La semana del 9 de febrero dará más noticias.

El gobierno peronista de Alberto Fernández está lejos de encontrar alivio a la crisis argentina que tiene la deuda externa como el reto mayor y la inflación como flagelo de una población que viene dándose cuenta de que el problema nacional acaso no sea solamente económico, ni siquiera político, sino ético o sea moral. Hay poco menos que endémica desmoralización en todos los estamentos oficiales y extraoficiales de la patria de los integrantes de la continentalmente ejemplar Junta de Buenos Aires de 1810. Lo de hogaño es sinónimo de frustración en el ánimo de un porcentaje elevado de la población que hoy prefiere hablar de cualquier cosa menos de la economía y la política nacionales. Hay cansancio en lo que concierne a temas trillados y hasta desmenuzados por años e incluso lustros de sufrimiento y desgobiernos: “que roben pero que dejen vivir,” acota un resignado a voz en cuello ahora en febrero de 2020 en plena calle Florida de la capital federal.

Queda por verse si un arreglo de compra de gas natural por parte de Brasil sea suficiente para contraer una deuda dizque “independiente” del híper endeudamiento argentino, que permita por lo menos extraer gas natural de exportación.