Rafael G. Julio Quiroga
Anulada la elección del 20 de octubre de 2019 por fraude electoral; nació una nueva contienda electoral para el 3 de mayo de 2020, muchos bolivianos exigían y aún exigen que ante el partido del Movimiento al Socialismo se debía presentar un solo frente o candidatura de oposición para evitar la dispersión del voto, que favorecería al ex gobierno. Existe un falso temor a que este partido pueda ganar en las venideras elecciones y retorne el masismo al poder; recordemos que en las elecciones del 20 de octubre de 2019 pasado, el criterio de un solo frente era el mismo de ahora. Pero en aquella oportunidad este pedido era el correcto y coherente, pues el Gobierno del MAS tenía en su poder a los cuatro órganos del Estado en forma sumisa y obsecuente a las órdenes de ese Gobierno, principalmente el Tribunal Supremo Electoral. A ello se suma la dictadura sindical impuesta rigurosamente en las organizaciones sociales que el Gobierno las fabricaba; los medios de comunicación, la mayoría bajo la férula estatal y en su poder la mayoría de las gobernaciones y alcaldías.
No obstante esa realidad, desoyendo el clamor de formar un solo frente político, se presentaron nueve frentes o partidos a la contienda electoral; y fuera de todo pronóstico y cábalas el poderoso gobierno del Movimiento al Socialismo tuvo que recurrir al fraude para ganar, con ribetes escandalosos, tanto nacional como internacionalmente, ya que el anuncio del fraude lo hizo la OEA. El interrogante es dónde quedó el pedido clamoroso del pueblo de hacer un solo frente para aquellas elecciones y cómo ante nueve frentes aquel Gobierno no pudo ganar, recurriendo al fraude, como ya se dijo.
Hoy el partido del MAS se halla en una horrenda crisis con su máximo Jefe asilado en la Argentina, junto con el que fue su entorno palaciego, al lado de su cerebro que fue García Linera un tanto siniestro; y su principal ejecutor y el verdugo de la oposición, Carlos Romero, en una penitenciaria; sobra hablar del Sr. Ramón Quintana, todos con mandamientos de aprehensión para responder por los delitos cometidos. Pero, paradójicamente, muchos de nuestros conciudadanos siguen pensando que estos expulsados de Bolivia son candidatos a ganar en los próximos comicios y que se debe hacer un Frente Único para que no se disperse el voto. El análisis más simple nos debe conducir a pensar cómo un Gobierno con 14 años de poder absoluto, que impuso una dictadura sin par en la Historia de Bolivia, no pudo ganar en las elecciones del 20 de octubre pasado. Y que ahora de éstos, sin poder alguno, con su máxima cúpula prófuga de la justicia, se crea que podrían ganar las elecciones que vienen; la conclusión no necesita una respuesta.
El momento político que vive Bolivia es propicio para la Democracia, que precisamente se basa en la pluralidad de ideas, frentes y agrupaciones, que eviten que un solo partido o agrupación de individuos tome el poder total y absoluto, como lo hizo el oprobioso partido expulsado por los bolivianos; pues un Frente Único, como muchos piden y que supuestamente llegue al Poder, tendría también el poder absoluto y podríamos repetir el pasado. La variedad evita el monopolio político que hemos vivido. Coherente con esto, Pericles en su Oración Fúnebre decía: “Se nos llama democracia porque la administración está en manos de los muchos y no de los pocos”. Finalmente, pensar que de los ocho contendientes, siete renuncien a su candidatura es una utopía.
El autor es Abogado.
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