Una de las obras más populares de William Shakespeare es “Otelo: el moro de Venecia”. Se trata de una tragedia pasional por los celos incontrolables y desconfianza del protagonista. Debido a sospechas de la supuesta infidelidad de su pareja, Otelo termina asesinándola y a la vez acabando con su vida. La celopatía o el síndrome de Otelo lleva ese nombre por las características de ese personaje, ya que las personas que padecen esta patología sufren delirios por una supuesta infidelidad.
Las personas con tal síndrome muestran un comportamiento irracional, vinculado con celos excesivos hacia su pareja, sin motivo real. Esos celos tienen carácter patológico, ya que muestra conducta controladora hacia la pareja, y empieza a imaginar a una tercera persona dentro de la relación.
La base del síndrome de Otelo es la irracionalidad de los pensamientos, emociones y conductas de quien lo sufre. Las personas con síndrome de Otelo viven todo el tiempo con sospecha de traición de sus parejas hacia ellos. En esta situación no pueden controlar sus celos, ni pensamientos y percepciones falsas que acompañan a las situaciones vividas. Estos celos se deben a la inseguridad en la persona que lo sufre y para apaciguarla, el individuo adopta conductas de control extremo y dominio sobre su pareja. De este modo es frecuente que en la relación de pareja aparezca agresividad verbal y/o física que en ocasiones conduce a la aparición de violencia de género, y a veces termina en homicidio. Ante los primeros indicios, es necesario ponerse en contacto con un profesional.
Algunos síntomas del síndrome de Otelo son: gran desconfianza hacia la pareja, familiares y hacia el ambiente; la persona da por sentado que es víctima de una conspiración y se siente traicionada por su pareja; no es consciente del problema que presenta; puede manifestar gestos delirantes, como lloros, depresión, ansiedad, violencia física y/o verbal, elevada irritabilidad, etc.
No muestra capacidad para evaluar y/o analizar la realidad; los celos no desaparecen a pesar de la falta real de evidencias, el afectado ve lo que quiere ver o, mejor dicho, lo que no quiere ver; la lógica no tiene lugar en las interpretaciones de las situaciones; muestra celos casi por todo; la ilusión que se da provoca constante búsqueda (hipervigilancia) y detección de patrones de comportamiento de su pareja, que le llevan a pensar que un cambio de hábitos (o variación de algún aspecto de la vida cotidiana) por su parte es por la supuesta infidelidad.
Quien sufre el síndrome de Otelo empieza a mostrar cambios de conducta, como revisar las cuentas bancarias de la pareja, por si hay movimientos sospechosos; sigue las cuentas de redes sociales de la pareja, revisando fotos, relaciones de amigos. Necesita saber lo que hace la pareja en cada momento; conocer a cada persona con la que se relaciona la pareja.
Todo esto tiene el objetivo de demostrar a su pareja pruebas de infidelidad, las que nunca llegan. Esto se traduce en vivir una auténtica montaña rusa emocional todo el tiempo. Debido a que son conductas obsesivas de larga duración, provocan un gran cansancio físico y emocional y finalmente aburrimiento en la pareja. Las causas de síndrome de Otelo son variables según el tipo de persona, vida familiar, entorno donde se desenvuelve, y tipo de relación con su círculo familiar y social.
Los celos patológicos encajan con un rol dominante con su pareja, desencadenando vigilancia para detectar posibles competidores. En este caso se trata de pacientes muy desconfiados, debido a que no reconocen la enfermedad y la necesidad de apoyo familiar. Las personas no suelen recurrir al psicólogo voluntariamente y si lo hacen es más por rescatar la dañada relación de pareja, por lo que dentro del tratamiento es importante ayudar al paciente a ubicarse en la realidad en la que vive, alejando las creencias irracionales sobre la infidelidad. El síndrome de Otelo es una enfermedad compleja y necesita terapia la persona para poder vencer las dificultades que genera para sí misma y en su relación con los demás.
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