Parte II
Daniel Oropeza Echeverría
La presencia y funcionamiento actual de Galerías Filtrantes en la zona de Quetena es prueba plena de que se ha intervenido artificialmente sobre la naturaleza de la humedad del subsuelo para “extraer” ingeniosamente (Capilaridad) el agua a la superficie y canalizarla después para el uso del ferrocarril Antofagasta - Ollagüe.
Los ríos sólo existen de forma natural, y no requieren de ninguna manera de colectores artificiales. Un río se alimenta de agua por SU cuenca aportante, donde si llueve o hay nieve el agua escurre hasta su lecho. Y este no es el caso.
De otro lado, es de suma importancia puntualizar algunos aspectos que refuerzan la verdad de los hechos en cuanto a esta controversia:
- Que Chile sabe oficialmente desde el Tratado de 1904 que los mantos de humedad están en territorio boliviano, en Quetena; y que Bolivia es dueña de las aguas que se generaron después de la construcción de tales Galerías Filtrantes.
- La prueba de esta certidumbre de parte de Chile es que su Gobierno nada objetó cuando supo que la Compañía inglesa The Antofagasta (Chile) & Bolivia Railway solicitó a la Prefectura de Potosí la concesión de esas aguas para el uso de sus locomotoras en septiembre de 1908.
Si ese punto de Quetena “hubiera” sido un río de cauce sucesivo y de aguas compartidas, el Gobierno de Chile lo habría sabido siempre y habría sido obligatorio en él poner en su lugar a los ingleses que se atrevieron a pedir permiso y nada menos que al Prefecto de Potosí para usar aguas que recién ahora Chile las reclama como compartidas en un 50%.
El Gobierno de Chile con el silencio con el que actuó ante los trámites de solicitud de 1908 y posterior concesión de las aguas que son captadas en Quetena por parte de la Compañía inglesa, sencillamente reconoce de manera tácita la propiedad de Bolivia de este recurso agua y debería actuar ante hechos tan evidentes con la hidalguía y seriedad que corresponde a un país que verdaderamente se ha servido de un bien ajeno desde que la Prefectura de Potosí concediera esas aguas para el uso del ferrocarril de la época.
Es una ingenuidad pensar que el Gobierno de Chile ignoraba los trámites que la transnacional inglesa estaba realizando para recibir las autorizaciones oficiales de la Prefectura de Potosí con la urgente necesidad que tenía de lograr agua en una zona donde este elemento sencillamente no existe, ni en forma de río, ni de lluvia ni de nieve ni de ninguna otra manera. Excepto de manera subterránea.
Otra razón más que refuerza la posición de Bolivia es la solicitud por sí sola de la compañía The Antofagasta & Bolivia Railway a la Prefectura de Potosí. Esa solicitud de concesión de uso de estas aguas subterráneas es un tácito reconocimiento de nuestra propiedad como país de estos recursos hídricos.
Finalmente debemos decir que aunque Bolivia tiene irrefutablemente el derecho y la razón en esta materia, el hecho de manejar este tema de manera estrictamente bilateral es una desventaja. No se pretende multilateralizar el tema, sino que Bolivia debe difundir sólidamente su posición en el contexto internacional como parte de su afán de comunicar al mundo entero la verdad de estos asuntos. Tal actitud reforzará nuestros argumentos y concurrirán sobre el tema las opiniones de la corriente internacional que sabemos pesan a favor de la verdad. Y en ese caso, ¿por qué no se anima nuestro país a someter este asunto tan delicado a la opinión de una Corte Internacional como de La Haya, por ejemplo? Con seguridad que con la razón de parte de la verdad, saldríamos muy bien librados de este centenario tema, y ante hechos tan evidentes y perfectamente probatorios, tampoco deberíamos temer dilaciones innecesarias.
Un aspecto final, las tomas fotográficas y de TV, tomas aerofotogramétricas, levantamientos topográficos, vistas del satélite, etc., sólo muestran la superficie de esos “campos de fútbol” y unos canales por donde fluye agua. Por debajo de esos “campos de fútbol” está construida, desde 1908, toda una gigantesca red de Galerías Filtrantes que “exprimen” a la naturaleza las aguas subterráneas de las que Chile se aprovecha indecentemente. Y ellos lo saben perfectamente.
Y ese es el argumento más fuerte que tiene Bolivia de que en esa parte de Quetena no existe ningún río. Pues un río no se construye artificialmente, un río no es un “aborto” de la naturaleza, un río es, más bien, una expresión sublime de ella. Y este no es el caso.
Las Galerías Filtrantes, invisibles desde la superficie, pero presentes en el subsuelo, han forzado a las aguas bolivianas a salir a la superficie y los canales de mampostería de piedra las han conducido hacia tierras ajenas, y todo esto con eficiente dirección técnica inglesa y mano de obra chilena.
Finalmente diremos con reiteración que esos mantos húmedos, esos “campos de fútbol”, esas Galerías Filtrantes, en resumen esas obras hidraúlicas de toma, se encuentran geográficamente en Quetena, Sud Lípez, Potosí, Bolivia.
Por tanto el Gobierno de Bolivia debe con soberanía plena hacer unilateralmente que una comisión internacional realice un estudio en la zona, que confirme estos conceptos. Esos resultados ratificarán técnica, categórica e irrefutablemente la propiedad Ab Initio de Bolivia sobre estos recursos hídricos.
Si hay algo seguro para Bolivia, es que los términos técnicos de Capilaridad, Galerías Filtrantes, Mantos de humedad, Nivel Freático, Filtración, Agua Subterránea, Canales colectores, Canal Principal, y otros, son argumentos que categóricamente aseguran nuestra posición de verdad.
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