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Fe y devoción a la Virgen de Candelaria

Carnaval de Oruro, expresión folklórica importante del país

> El Carnaval de Oruro es una de las expresiones culturales más importantes de Latinoamérica y se celebra en la ciudad de Oruro, capital del folklore boliviano


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La fe y la devoción a la Virgen de Candelaria se ponen de manifiesto hoy nuevamente a través de expresiones folklóricas en un recorrido de miles de devotos danzantes plasmadas en la fastuosa entrada del Carnaval de Oruro que se constituye en una de las festividades más importante de Bolivia y de Latinoamérica.

Participan más de medio centenar de fraternidades de larga trayectoria y conjuntos folklóricos distribuidos en seis grupos y los solicitantes y en varias especialidades de danzas, provenientes de distintas partes del país.

El Carnaval de Oruro, en 2001, fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, y en 2008, por la misma Unesco, fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La gran expresión cultural de Bolivia es seguida por más de 200.000 espectadores. Durante dos días, más de cincuenta comparsas, compuestas por centenares de bailarines y músicos, desfilan de día y noche en la entrada de cerca de cuatro kilómetros que atraviesa la ciudad.

Previa a la fastuosa entrada, los danzarines requieren meses de preparación y para hacer trajes espectaculares, adornos y máscaras para perfeccionar la coreografía deslumbrante, para sincronizar las fanfarrias de cobre y percusiones ensordecedoras.

Después de cuatro horas absolutamente agotadoras, bailarines y músicos terminan el desfile arrodillándose al pie de la representación de la Virgen del Socavón, que está en la catedral que domina la ciudad.

Como preámbulo del fastuoso Carnaval de Oruro, anoche se cumplió la verbena en la avenida 6 de Agosto y calle Bolívar y el domingo, después de muchos años volverá el Alba que es una cita de todas las bandas del carnaval que se concentrará desde las 5 de la mañana en la avenida Cívica y la Plaza del Socavón para recibir los primeros rayos del sol al son de morenadas, diabladas y todos los ritmos de este carnaval, encuentro que durará unas 3 horas aproximadamente y luego se dará paso al ingreso nuevamente de las fraternidades.

MITOLOGÍAS

Según la mitología andina, Huari, un semidiós del fuego, envió víboras, hormigas y sapos contra el pueblo Uru, contra quienes se enfrentó una bella Ñusta que bajó del cielo y convirtió a esos animales en piedras y arena. La Ñusta era la Virgen de la Candelaria.

Los historiadores sostienen que a Huari los mineros que entraban en las vetas, por temor, lo llamaron “Tío”. De esta manera, se ganaron el beneplácito de la divinidad y obtienen su recompensa con la entrega de las riquezas terrenales, pero cuando está enojado ocasiona derrumbes dentro de la mina. Y para congraciarse con la Virgen, invocan su protección al ingresar a la mina.

Otras dos leyendas, del Nina Nina y del Chiru Chiru, se refieren a la aparición de la imagen de la Virgen a estos personajes en una cueva en el cerro Pie de Gallo, momento a partir del cual se la reverencia durante tres días al año, usando disfraces que representaban la figura del diablo.

ORURO

Oruro, situado a una altitud de 3.700 m en las montañas del oeste de Bolivia, era un importante centro de ceremonias precolombino antes de convertirse en un importante centro minero en los siglos XIX y XX. La ciudad fue refundada por los españoles en 1606 y siguió siendo un lugar sagrado para el pueblo uru, al que venían desde muy lejos para cumplir con los ritos, especialmente la gran fiesta de Ito.

Los españoles prohibieron esas ceremonias en el siglo XVII, pero éstas continúan bajo la fachada de la liturgia cristiana: los dioses andinos se ocultaban tras los iconos cristianos, convirtiéndose así en santos. La fiesta de Ito fue transformada en ritual cristiano: la Candelaria (el 2 de febrero), y la tradicional “lama lama” o “diablada” se convirtió en el baile principal de Oruro.

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