Cuando hablamos de adicción nos referimos a aquel comportamiento que muestra una exagerada inclinación hacia un producto o una determinada actividad; la adicción es una afección de tipo patológica que genera dependencia y resta libertad de acción, creando situaciones que interfieren en la vida diaria, tanto a nivel familiar, social, escolar o de salud. Con estas características el comportamiento humano, en especial de niños y adolescentes, está desencadenado por una emoción que va desde un simple deseo intenso, a una obsesión capaz de generar el llamado síndrome de abstinencia, si en algún momento se deja de practicar o consumir.
Las nuevas tecnologías de información y comunicación facilitan a niños y adolescentes una vasta gama de conocimientos que, en su generalidad, son de mucho beneficio para su desarrollo y educación, pero también existe riesgo en estas oportunidades. Si bien estas tecnologías facilitan la vida, también la complican, afectando a esta población tan sensible, convirtiendo las tecnologías en un medio y no un fin.
Si se genera una obsesión enfermiza por adquirir la última tecnología, en ocasiones fomentada por los mismos padres, se transforma a las redes sociales en el instrumento prioritario de comunicación y dedicación de tiempo. El ansia de comunicarse virtualmente, pues, enmascara necesidades psicológicas ocultas que ya merecen tratamiento psicológico.
Las redes sociales atrapan a niños y adolescentes porque ese mundo virtual contribuye a crear en ellos una falsa identidad, les distancia de su entorno, hace que exista una pérdida de contacto personal e incluso distorsionan la realidad. Los recursos de internet potencialmente adictivos en redes sociales son pornografía, cíber sexo, webcams, compras on-line, correos, video juegos interactivos, entre algunos de la infinita información que proporciona la red, lo que es atractivo para esta población. Al mismo tiempo esta población es propensa a un uso inadecuado de estas tecnologías, por las características de la edad, fácil manejo y acceso económico, trayendo muchas veces consecuencias como acoso sexual, cíber acoso, comisión de delitos, etc.
El esfuerzo que deben realizar padres y educadores para trabajar en este tema supone una lucha a contracorriente. A pesar de que en una sociedad consumista, competitiva y hedonista como la nuestra, los valores han caído en desuso, el esfuerzo merecerá la pena, trabajando en estrategias preventivas que eviten el riesgo de adicción y las consecuencias del uso exagerado e inadecuado de las redes sociales. Por otra parte, es necesario fortalecer aspectos personales y familiares para: limitar el uso de dispositivos tecnológicos, condicionar las horas de uso, establecer períodos de interrupción de internet, facilitar las relaciones interpersonales, fomentar aficiones como lectura, deporte, promover la comunicación y el diálogo en la familia.
Se debe atender la autoestima del menor, por ser el pilar en que se estructura su personalidad y que condicionará la forma como se establecerá objetivos, retos, y cómo regulará su comportamiento con los demás, practicando su capacidad de autocontrol.
Enseñar habilidades sociales de comunicación fomentará una autoestima adecuada en relación con los demás, evitando la creación de un mundo virtual contrapuesto a la realidad, consiguiendo superar la timidez, reducir la agresividad y afrontar la realidad, sin buscar soluciones en mundos virtuales.
Y otros aspectos convenientes que construyan la personalidad idónea del menor, asistido de la debida prevención, logrando que el menor tenga la capacidad de solucionar problemas con un análisis realista de las dificultades, desarrollando un pensamiento crítico para toma de decisiones adecuadas.
Pongo énfasis en esto en virtud de que la sociedad vive en la era de la información, donde las redes sociales juegan un papel vital en la propagación de “información”. En los últimos acontecimientos sociales de nuestro país, las redes sociales se convirtieron en un instrumento de enfrentamiento por la desinformación masiva. Ante estos actos, debemos ser lectores críticos, analizar, verificar y cuestionar la legitimidad de la información que se produce en las redes. Debemos mirar cuidadosamente y poner atención a detalles y usar el sentido común para poder identificar la desinformación y evitar caer en ignorancia auto inducida en redes sociales.
Al respecto, Mark Twain dijo: “Lo que nos mete en problemas no es lo que no sabemos. Es lo que sabemos con seguridad, y que en realidad no es así”.
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