Priorizar la democracia

Con la experiencia de estos 14 años y tres gestiones, una mayoría de los once millones de habitantes de la población boliviana nada quiere saber de ideologías ni estrategias políticas, provenientes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, países inmersos en la peor crisis política, económica y social.

Se vulnera, asimismo, de manera permanente y sistemática, la libertad, se silencia la labor periodística independiente, se persigue a quien piensa diferente y se somete a ración de hambre a sus pueblos. Síndrome que ahora está pegando en España, la patria del otrora omnipotente Francisco Franco.

Nuestra Patria posee, desde sus ancestros, una ideología propia, de origen nacional, matizada con el rojo, amarillo y verde. Una que repudia el entreguismo y asume la defensa de sus recursos naturales. Una que justiprecia la diversidad cultural que se manifiesta en todo el territorio patrio.

Una que ha surgido de las minas, de los campos hidrocarburíferos, de los surcos del agro, de los complejos fabriles y de otros centros de producción, como signo de un proyecto nacional de renovación, con la esperanza de culminar con la unidad e integración, que permitan generar días mejores.

Una ideología que honra la memoria de quienes nos legaron la Patria. De aquellos que con su sangre y vida lograron colocar la piedra angular en la construcción de un futuro mejor. De aquéllos que promovieron el primer congreso indigenal, en la búsqueda de liberación de las mayorías. De aquellos que nacionalizaron el petróleo, las minas e introdujeron la reforma agraria, por el bien común. De aquellos que lucharon a brazo partido por la recuperación de la Democracia. De aquellos que murieron, en las confrontaciones de noviembre del pasado inmediato, aplastados por el poder omnímodo de un régimen fraudulento.

Una ideología propugnada por la ciudadanía que ha madurado, políticamente, en 38 años de vida democrática. Una ciudadanía sabia en el momento de depositar su voto. Además que ha aprendido a discernir entre lo bueno y malo, entre la derecha e izquierda, entre la Democracia y la dictadura, ahora más que nunca.

En consecuencia: ya no se dejará arrastrar ni seducir con los falsos profetas, o lobos disfrazados de ovejas, que proliferan, en estos tiempos electorales, haciendo el papel de espantajos, unas veces cantando y otras bailando. Tratando, de esta manera, de recuperar lo perdido, por causa de ciertos despropósitos, consumados bajo el paraguas del Poder.

Además ya no permitirá, en adelante, el culto a la persona, que, en los últimos años, ha sido una práctica común y corriente. Se ha glorificado demasiado a quienes pretendieron perpetuarse en el gobierno, con acciones obscuras, repudiadas, inclusive, por la comunidad internacional.

En suma: se impone hoy más que nunca priorizar la Democracia y libertad.