El cambio político del país y de Gobierno debe comprometer no solo al poder central sino al resto de gobiernos departamentales y municipales, en el sentido de que asuman su verdadero rol y lo hagan valer en los ámbitos de su jurisdicción. El agudo centralismo aplicado hasta noviembre de 2019 con sus hábitos autoritarios y caprichosos tenía en el ámbito urbano un espacio favorito de presión y para estos fines propiciaba actos y marchas sociales y políticos con el afán de dar apariencias de un presunto apoyo popular.
Estas concentraciones han incidido en la continua interrupción de las principales arterias de circulación urbana y en especial de La Paz. Lo expuesto marca una hora propicia para que el Gobierno Municipal paceño ejerza verdaderamente su autoridad poniendo orden en cuanto dice relación con el transporte, el comercio callejero y el uso correcto y racional de la vía pública, y conforme a la autonomía que le asigna la ley, regule adecuadamente el fin específico de calles y avenidas.
Incidimos en el uso y abuso que se hace de la troncal que desde el final de la autopista La Paz-El Ato, avenidas Montes, Mariscal Santa Cruz, 16 de Julio (el Prado) y Plaza del Estudiante, cruza el centro vital de La Paz y es la única vía de descongestionamiento, pero es invadida continuamente por marchas sociales, farándulas de colegios y estudiantes, entradas folklóricas y cuanto se les ocurre a las más diversas organizaciones para desfilar por la mencionada troncal. Lo cierto y evidente es que el transporte público, privado y los peatones se ven expulsados por la variedad de estas expresiones. Un promedio demuestra que, por lo menos, dos a tres días a la semana se sufre este atentado, que no merece otro calificativo.
El transporte, los negocios instalados y la actividad en general son perjudicados en ese ámbito y en sus actividades, sin que nadie atienda sus quejas y reclamaciones. Repetimos que es tiempo para que el Gobierno Municipal proceda al señalamiento de calles y avenidas en las que sean permitidas las diversas manifestaciones mencionadas, las que actualmente no eligen otro mejor trayecto que el del centro.
En todas las ciudades del mundo, las marchas están programadas en un rol para cuyo fin solicitan anticipadamente el día y hora de sus eventos callejeros, tanto más necesario en nuestra ciudad por la cantidad de los mismos. En el extranjero, la autoridad decide cuáles arterias se destina a las finalidades solicitadas y demás características. Los órganos policiales escoltan las manifestaciones, otorgándoles seguridad y previniendo cualquier desmán. Estas expresiones públicas se realizan, en muchos casos, en los domingos o feriados, en vista de que las instituciones de las cuales dependen no conceden permiso en días y horas laborables.
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