Una fábula para “niños” políticos
Hace muchos años, en épocas de la niñez, tenían mucha difusión en toda clase de revistas extranjeras, varias historietas de dibujos animados, autoría del dibujante norteamericano Walt Disney. “El lobo malo” era una de ellas, serie con argumentos y bellos dibujos realizados para el mundo infantil.
En esas historietas a todo color, el mencionado lobo se dedicaba a perseguir; y vez que podía, intentaba “comerse” a otros animalitos que no eran de su simpatía.
Varias décadas después y ahora ubicándonos en el país cuyo nombre conocemos pero que no queremos repetirlo, recordamos esas graciosas aventuras; pero hoy, con características de fábula escrita especialmente para “niños” políticos (o politiqueros) de los buenos y de los otros.
LA FÁBULA
En el bosque del país que periódicamente comentamos, vivían muchos perritos, gatitos, ratoncitos y otras criaturas de Dios que se pasaban los días, semanas y años, bailando y bailando. Esas fastuosas danzas, eran ingenuamente difundidas y amplificadas en emisoras, diarios y TV (“salud, salud, hermanito”).
Los que no movían sus pequeños esqueletos se dedicaban a una fea, feísima costumbre llamada “politiquería” (¡puf!).
En ese tiempo, el jefe del bosque era un lobo renegón y no muy amable, cuyos seguidores querían “cambiar” todo en el bosque y culpaban de todos sus fracasos y males a un denominado “imperio”. Además, reñían diariamente con los perritos, gatitos, ratoncitos y otras criaturas de Dios que sólo querían vivir en paz y tranquilidad.
MOVILIZACIONES
El lobo y sus seguidores provocaron tanto miedo en el bosque, hasta que un día los perritos, gatitos, ratoncitos y otras criaturas de Dios, organizaron movilizaciones y alborotos ocasionando la renuncia del lobo renegón y no muy amable que finalmente decidió irse a otros bosques.
En esos lugares, alguna vez le preguntaron:
-Lobo, lobo ¿qué estás haciendo?
Y él respondía: estoy pensando “cercar” a esas criaturas para… ( no queremos decirlo).
GATITA RUBIA
Mientras tanto, las criaturas de Dios eligieron como a su jefa a una gatita rubia de ojos rasgados y de fuerte carácter que sorpresivamente apareció en el lugar y ahora viven dedicadas a otras actividades en busca de paz y tranquilidad aunque un tanto confundidas y desunidas.
Después del barullo, muchos loritos que volaban por el bosque repetían en coro “ganamos, ganamos”; también innumerables pulguitas jóvenes saltaron de alegría como nunca lo habían hecho antes.
Hasta ahí el tema de esta fábula escrita para “niños” políticos (o politiqueros) de los buenos y de los otros. Y burla burlando, la culminamos con una
MORALEJA
Si entre perritos, gatitos, ratoncitos y otras criaturas de Dios no se ponen de acuerdo y no logran “unidad” en busca de aspiraciones, el lobo renegón y no muy amable junto a sus seguidores…
Mejor ahí nos quedaremos.
El autor es dibujante, caricaturista
y periodista.
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