En términos generales se puede considerar que durante los catorce recién pasados, partidos comunistas de distinto matiz, pero todos unidos por ideologías comunistas obsoletas y fracasadas en todas partes del mundo, participaron activamente en el gobierno del MAS de Evo Morales, Álvaro García Linera y compañía, llevando al país al borde de la catástrofe.
Ese estado de caos empezó cuando hacia 1990, el cocalero del Chapare, Evo Morales, se convirtió de futbolista en defensor de coca que cultivaba en su hacienda, en dirigente de un gremio de agricultores de esa planta, base para producción de cocaína. Aprovechando esa condición y aleccionado por elementos comunistas, trotskistas, socialistas y otros, todos ellos aventureros en maniobras políticas, el cocalero se hizo jefe político y llegó a formar un partido.
Es más, esos instructores ideológicos, sedientos de poder político, alentaron a Morales con teorías y lo vieron como muñeco para tomar el poder y aplicar una idea utópica fracasada en todo el mundo: el socialismo. En efecto, con base en un partido falangista alquilado, llegaron al poder, gracias, además, a los errores económicos realizados por gobiernos anteriores.
En esa forma, sin tener conocimientos más allá de la educación primaria y hasta sin saber leer ni escribir, Evo se lanzó como candidato presidencial, con el objetivo de defender la coca, pero sin hacer referencia al socialismo del que no tenía sino vaga información. A la vez, eligió como su vicepresidente al terrorista y asaltante de caminos Álvaro García Linera, salido de la cárcel, quien luego de jurar a su cargo declaró, ante la sorpresa general, que el objetivo del gobierno era el socialismo. “En el fondo –sostuvo- el socialismo comunitario va a ser la comunidad agraria. (…). Tenemos entonces la semilla del socialismo comunitario (…), va a crecer un tronco poderoso, con frutos para el país y el mundo” (sic).
Esa fue la ideología populista que aplicó el gobierno de Evo Morales, con el detalle que se oponía al capitalismo, sistema contra el cual desató todo su vocabulario.
Enseguida, el MAS se coludió con otros círculos de comunistas, el PCB, PC maoista, POR Socialista y otros, para cogobernar con ellos, repartiéndoles ministerios, embajadas, senaturías, diputaciones, presidencia de empresas públicas, empleos a granel con jugosos salarios. Por si fuera poco, dictaban las instrucciones para llevar al país al paraíso socialista. Entonces se desataron masivamente la corrupción y el caos, como en tiempo de la UDP.
El país fue precipitado al desbarajuste populista, pero el pueblo boliviano no aceptó esa impostura de la barbarie comunistoide para eternizarse en el poder mediante el fraude electoral. Entonces se produjo la insurrección popular de noviembre, que puso fin a semejante calamidad, desde Evo Morales hasta el último de sus secuaces.
Pero ahora el pueblo se pregunta, ¿dónde están esos partidos comunistas que pasaron por el poder y utilizaron a Evo Morales como títere para su socialismo? ¿Por qué han desaparecido y siguen utilizando al cocalero prófugo como escudo de sus fechorías? ¿Dónde están García Linera, Llorenti y otros? ¿Por qué algunos sectores del Gobierno de transición hacen la vista gorda? Más claro, agua.
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