Por principio y desde el mismo momento en que funciono Naciones Unidas, se ha entendido que su mayor finalidad sería la defensa y cuidado de las naciones y sus pueblos; así, las diversas comisiones como UNICEF, UNESCO, CIDEJ, CIDH, FAO, etc., etc., tienen la misión de velar por el capital humano; pero, contrariamente a esos principios, no siempre se actúa conforme a los principios sustentados y nuestro país ha sido, en algún modo, víctima de una especie de indiferencia por los hechos ocurridos. Así, durante el gobierno del masismo en casi 14 años, hubo poca o ninguna preocupación por parte de naciones por lo que ocurría en el país y que en cualquier circunstancia, podría calificarse de grave.
Similar comportamiento ha sido el de la Comisión Europea y, lo ocurrido con la dependencia de la ONU, CIDH que no siempre actuaron con la debida eficiencia, sentido humano y responsabilidad frente a hechos graves cometidos por el gobierno dictatorial que, felizmente, concluyó sus políticas irregulares en noviembre pasado.
Hoy, todos estos organismos defienden a “rajatabla” y observan o “llaman la atención” por lo que hace el gobierno y lo hacen como si se estuviese en un periodo dictatorial con el estilo del pasado inmediato. Al respecto, bien podría decirse: con qué moral se observa lo que ahora en justicia se investiga y pretende juzgar y sancionar todos los hechos contrarios a las leyes y sobre todo a los derechos humanos cometidos por el régimen dictatorial ya finiquitado, ¿en que quedan los asesinatos en el Hotel Las Américas, la persecución sañuda a Leopoldo Fernández, los asesinatos a muchas personas, como el caso de los esposos Andrade, los hechos de corrupción que afectaron a todo el país, la manipulación de la justicia, los atentados contra la prensa, la destrucción de la institucionalidad y muchos hechos contrarios a la Constitución, las leyes y los derechos humanos y cuyo detalle seguramente es plenamente conocido por esas organizaciones que se quedaron mudas, indiferentes, ignorantes y parecían conformes con lo que haya ocurrido.
Hoy esas organizaciones, en una especie de “reacción tardía”, se muestran angustiadas y preocupadas con lo que hacen legalmente las autoridades, y lo hacen sin mostrar que, en su momento, debieron observar, juzgar, tramitar cambio de políticas, ayudar a encontrar tratos humanos para los perseguidos y exiliados; en fin, sentir con el pueblo boliviano un mínimo de solidaridad. Pero no se hizo así y como señal de arrepentimiento, lo hacen ahora cuando no corresponde, cuando lo que ocurre es, simplemente, un accionar de la justicia para identificar, investigar lo mal hecho, las violaciones y delitos contra el pueblo.
Es lamentable la actuación de esas organizaciones internacionales que parecerían estar conformes con lo hecho casi imitando conductas de Idi Amin Dada, Stalin, Hitler, Chávez y Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua y en otros sitios donde de nadie se respeta derechos.
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