Fundación de Santa Cruz de la Sierra

¡Oh, qué epopeya fantástica!, nada menos que 459 años de un pueblo de ensueño, ubicado en comarcas de esplendoroso y esmeraldino verdor, tierras rojas de fantásticas potencialidades de fertilidad en el corazón de la Amazonia sudamericana, pulmón oxigenante del planeta tierra, bañada por treinta y seis ríos de aguas dulces y navegables y cuencas fluviales de majestuosa grandeza en un abanico de integración, que reemplazan a las carreteras modernas. Son ecologías pampeanas que se juntan en lontananza con el cielo azul, que ilumina desde el naciente hasta el poniente, con auroras y celajes que riegan de luminosidad, hasta el diamantino centelleo de las estrellas en el crepúsculo.

Este edén es nuestro hogar y residencia, varias cornucopias de riquezas multifacéticas de frutos, alimentos, recursos naturales, desde metales hasta flores, desde maderables e hidrocarburos, hasta artesanías, historia arquitectónica y artes musicales, pictórica, y el barroco cruceño y mojeño. El origen de su protohistoria se remonta desde la esotérica y septentrional geografía física del Caribe, hasta la austral Patagonia. Desde el norte aparecieron etnias que migraron hasta nuestro jirón patrio, la principal en avecindarse en esta región fue la Aruvage, conocida entre nosotros como chané, que data desde la llegada de los españoles. Pronto desde el oriente las bravías y hostiles tribus de los guaraníes acosaron a los chané hasta el grado de esclavitud, guiados por el cacicazgo de Grigotá.

En Asunción desde 1540 el señorío ibérico ansiaba encontrar riquezas auríferas que embriagaban el pensamiento de ambición, que yacía en esas latitudes: “El Dorado”, vanos fueron sus esfuerzos sin éxito. Otros intentaron en casi treinta exploraciones igual objetivo, sin éxito. Domingo Martínez de Irala fue el primer español que exploró las comarcas de Grigotá. El bravo capitán extremeño Ñuflo de Chávez fue el protagonista principal de la fundación de Santa Cruz de la Sierra, varón de inteligencia y valor singulares. Zarpó de Asunción diez años después de Irala, en 1558, con un acompañamiento de cien españoles y dos mil indígenas guaraníes, arribando el río Paraguay. Después de esa epopéyica hazaña, Ñuflo llegó a Grigotá y el 26 de febrero de 1561, a orillas del cristalino arroyo Sutos, erigió el pueblo que en honor a su lar natal bautizo con el nombre de “Santa Cruz de la Sierra la Extremeña”.

Bajo el pensamiento de Ñuflo de “Poblar y desencantar la tierra” logró desarrollar un pueblo pleno de gracia, buenas costumbres, y esfuerzos heroicos por su progreso y desarrollo. Su trabajo logró la sumisión de varias tribus aborígenes, especialmente a la que llamó Chiquitos. Cumpliendo sus responsabilidades, Ñuflo como gobernador se aventuró al adentrarse en las misteriosas tierras y llanos tropicales de la moxitanía, o sea Moxos, en busca de “El Dorado”, leyenda que se decía yacía allí. Como en las grandes aventuras de los hombres valerosos y creadores, siempre la tragedia le privó de lograr su propósito; al penetrar en el lugar, una tribu de salvajes Itatines lo asesinó en una cobarde emboscada.

El proceso colonial durante la evangelización giró en torno a la relación sociológica cultural de los padres con los nativos, instrumentada por la religión, que ordenó las políticas disciplinarias, administrativas del gobierno teocrático. El idioma como factor aglutinante de la aculturación, los nativos se interesaron por ese proceso nuevo de su historia, las artesanías eran realizadas con gracia e ingenio y la edificación despertó otras expresiones de sus habilidades, con ejemplos en arquitectura de templos como Concepción, en música el barroco, las pintura y las objetos plumarios, como los tejidos, dieron fama hasta hoy a sus manifestaciones folklóricas.

Santa Cruz en sus 459 años de evolución cronológica es un ejemplo de desarrollo y progreso, que se presenta hasta hoy con su economía, motor indudable de la nación, sus valores como la recuperación del proceso democrático, con la proeza de un joven que logró la renuncia de un gobernante que se proponía perpetuarse en su autocracia y su ciudadanía ocupando las calles en completa libertad y paz, son un ejemplo en el mundo del soberano cuando se decide lograr su objetivo. Así este pueblo nos ha recordado las viejas hazañas de los héroes de las mitologías del pasado. Todos estamos orgullosos de Santa Cruz que nos llama a renacer en nuestros valores, en honor a nuestros mayores !Viva Santa Cruz! Y felicidades.