Fernando Saúl Bascopé Revuelta
El médico es el profesional que cuida de otro y se preocupa por igual de hombres, mujeres y niños en sus condiciones de pacientes. El médico de hoy que presta el juramento hipocrático, consagra y muchas veces por contagio ofrenda y sacrifica su vida al servicio de la humanidad, realizando esfuerzos para salvar vidas de sus pacientes que necesitan ayuda. Y si el médico es especialista, con mayor razón es el profesional indicado y al mismo tiempo capaz de dar la ayuda adecuada, como un verdadero apóstol, aportando sus conocimientos científicos y aplicando el avance de la ciencia y la tecnología a favor de los enfermos, con una gran responsabilidad, preocupación y comprensión por sobre todas las cosas. Al margen de la relación contractual o la remuneración, existe un compromiso humanístico, en los hechos un verdadero pacto de cariño y amor para salvar la vida de sus eventuales pacientes. Le invade satisfacción en lo más íntimo de su ser al saber que venció a la enfermedad, mediante tratamiento, cirugía u otros métodos científicos convencionales, para lograr salvar la vida, para beneplácito del paciente, de su familia, de la comunidad y, por qué no decirlo, de la humanidad.
Entre los siglos III y II a.C. tenemos en la antigua Grecia al médico Heráclides de Tarento y a su hijo Hipócrates de Cos, 460 a.C., considerado éste último el padre de la medicina. Ya en nuestra era, se puede decir que Jesús fue también médico, no sólo salvador de almas, sino también dedicó su vida con ese amor innato para salvar vidas, curando todas las enfermedades con sólo tocar y con palabras divinas llenas de amor y sin discriminación. Y después de Cristo, en el año 130 d.C. tenemos al médico Claudio Galeno de Pérgamo, quien fue médico cirujano y filósofo griego en el Imperio Romano, y muchos otros médicos eminentes con aportes a la medicina hasta nuestros días.
Por eso los médicos imbuidos de ese amor y sus conocimientos de la praxis médica salvan vidas, con dedicación, mediante turnos de horas, días, noches, incluso dejando a sus familias, sin descanso hasta lograr su objetivo que es curar a sus pacientes, muchas veces arriesgando su vida misma y cuando no se logra por complicaciones inesperadas fatales o enfermedades terminales, tienen que afrontar injusticias legales, poniendo en riesgo su profesión de muchos años e incluso su libertad.
Para salir médicos la mayoría de hombres y mujeres hacen esfuerzos y sacrificios de muchos años de estudio y, paradójicamente, para obtener una plaza de residencia médica para su especialidad, tienen que pasar verdaderos viacrucis para prepararse y rendir pruebas incoherentes y enigmáticas, cuyo objetivo es relegar a los médicos para que no hagan su residencia y frustrar la especialidad que escogieron. El mundo necesita especialistas, científicos para hacer frente a enfermedades endémicas o pandemias que hoy acechan a la humanidad, como es el caso del coronavirus y en Bolivia con mayor razón. Cuál es la intención de los responsables de estas pruebas innecesarias que sólo tienen el subterfugio del camino de la corrupción para obtener plazas de residencias médicas, de manipular listas sin respetar sus propios reglamentos. Además seguramente de favorecer a allegados y familiares de los responsables de esas pruebas. En la actualidad, qué hacen el Ministerio y Viceministerio de Salud que son los supervisores, porque los responsables son del CEUB, es decir el Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana en sus diferentes Carreras de Medicina. Y estos señores se creen omnipotentes, intocables al elaborar pruebas intrincadas, incluso con preguntas de sub especialidades, que ni ellos mismos podrían responder, sin tener en cuenta que la verdadera especialidad está en la práctica.
Debemos tomar el ejemplo de países europeos, como Noruega y otros en América que tienen Residencias Médicas Directas. Debemos decir: basta a estas absurdas restricciones, basta al egoísmo de los propios médicos. Qué interés oscuro tienen, será el de ser superados por sus pupilos y por eso no quieren jubilarse, la susceptibilidad irracional de que les quitarán pacientes. Todo esto es un orgullo equivocado y corrupto, nada justifica estas actitudes baladíes. El gobierno tiene que frenar y eliminar todos estos actos corruptos, que no sólo va en contra de todos los bolivianos, sino van en contra de los médicos, muchos de ellos jóvenes con un futuro promisorio, y determinar la postulación de Residencia Médica Directa.
Tal medida será aplaudida por: médicos, políticos, universidades, y otros actores principales, como los pacientes, sus familiares, es decir por todos los bolivianos. Ojalá tengamos miles y millones de médicos especialistas en el mundo, la humanidad entera los necesita, por eso seguirán diciendo a los médicos: “Estudia hoy como si fueras a vivir eternamente y vive hoy como si fueras a morir mañana”.
El autor es Abogado DAEN.
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